14/12/85

Herminio Iglesias, destituido de su cargo de secretario general del peronismo (14-12-1985)

El Consejo Nacional Justicialista, por 31 votos sobre 47, decidió el jueves separar a Herminio Iglesias, caudillo peronista en la provincia de Buenos Aires -la más importante del país-, de su cargo de secretario general del movimiento.Al mismo tiempo, el consejo ordenó la remoción de la junta interventora del distrito bonaerense, solidaria con Iglesias, que, entre otros despropósitos, había expulsado del peronismo a Antonio Cafiero, ex ministro de Economía de Isabelita Perón y gran triunfador, como independiente, de las últimas elecciones legislativas.

Vicente Leónidas Saabi, anciano y cardiaco primer vicepresidente del peronismo oficial -los peronistas han logrado dividirse en tres bloques parlamentarios-, destituido tras la última derrota electoral del movimiento, condicionó su reaceptación del cargo a la salida de Herminio Iglesias.

'Capo' justicialista

Herminio Iglesias, capo del justicialismo en la provincia de Buenos Aires, habitada por la mitad de los argentinos, es un hijo de inmigrantes orensanos, iletrado, propietario de una fortuna personal sin haber trabajado jamás por cuenta ajena, con prontuarios policíales por robo, supuesto alcahuete de la prostitución y responsable del juego ilícito en Avellaneda (Gran Buenos Aires), carente de un párpado tras un accidente automovilístico que le deformó la cara y propietario de un solo testículo al haber perdido su pareja en un tiroteo entre chulos de mujeres.Gran hacedor de las derrotas electorales peronistas en la provincia más peronista del país -todo el cinturón obrero que puebla el Gran Buenos Aires-, Herminio Iglesias representa el sector abiertamente fascista del justicialismo, en franca alianza con las fuerzas armadas y la Iglesia católica argentina, la más insensible de toda América del Sur a los reclamos democráticos. La mano derecha de Iglesias, Norberto Imbelloni, alias Beto, se ha refugiado en Paraguay (es amigo personal de Stroessner) para escapar de la justicia, que le reclama por el asesinato de un guardaespaldas sindical.

La destitución de Herminio Iglesias como secretario general es sólo un primer paso en la dificultosa tarea de erradicarle del justicialismo -quienes, siendo más inteligentes políticamente que él, pretenden expulsarle a las tinieblas exteriores resultan tan impresentables como el perseguido-, recomponer el movimiento y evitar su definitivo fraccionamiento. Pero pasarán meses e incluso años antes de que sea desbancado como caudillo bonaerense, dada la estratificación mafiosa del justicialismo en la provincia.

En cualquier caso, la dudosa recomposición peronista tendrá pocos visos de verosimilitud míentras su presidencia nominal permanezca en manos de una rica viuda que habita entre Madrid y Marbella, antaño íntima amiga de Pilar Franco, sometida a la tutela psicológica del doctor Flórez Tascón y que celebró las últimas elecciones argentinas concurriendo no a su consulado, sino a un espectáculo de variedades protagonizado por Analía Gadé.

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