16/11/06

El contrato social de Zapatero (16-11-2006)

Existía un consenso bastante tonto: los presidentes no dirían fuera lo que no dicen dentro. Que hay un contrato con ETA, o acuerdo, o renglón de intenciones o concierto en Ave María Purísima; da igual, lo mismo ocho que 80, De Juana que su hermana.

Le Figaro (derecha francesa) tiene unas exigentes normas de redacción y, junto con los mejores diarios occidentales, devuelve las entrevistas con jefes de Estado o primeros ministros para su corrección definitiva. Es un pacto: no interesa lo que el periodista haya podido percibir sino lo que el mandatario quiera transmitir a sus conciudadanos y al mundo. Se equivocó Le Figaro, se equivocó la paloma, pero Moraleda, un agropecuario que se encarga de temas de comunicación en La Moncloa, nadie sabe por qué, dejó pasar lo del contrato con ETA de ZP y rectificó cuando Le Figaro ya estaba colgado en la red y en su primera edición.

El subconsciente, y también el consciente, gastan estas bromas, como cuando, inadvertidamente, le dices que sí al que te acusa de ladrón. Por eso la Justicia no te toma juramento y te permite mentir en tu juicio. Al presidente y a sus amanuenses se les ha pasado el arroz de tanto soplar la gaita en el entendimiento de que los españoles no tenemos demasiado cociente intelectual. Trato o contrato hay con ETA porque la banda no se va a rendir incondicionalmente como suponen las descerebradas palabras de la vicepresidenta De la Vega o del ministro del Interior, Rubalcaba.

Este proceso de paz que padecemos como una intifada, llegará a mal puerto si hay territorialidad sobre Navarra y Francia, si hay derecho a la autodeterminación como en Montenegro (o Timor) y amnistía para los asesinos presos. El presidente Rodríguez, por mucho que se crea un taumaturgo, carece de carriles legales para firmar un contrato de esas características. Por no poder no puede ni negociar una pensión de ex combatientes para los ex etarras. No hay principio democrático que le ampare ni perro que le ladre. Rodeado de ministros obsecuentes está solo y las encuestas le son engañosas como arpías.

Del presidente se sabe que lee poco. Ha debido, sin embargo hacerlo con El contrato social, de Juan Jacobo Rousseau, y cree que todos los hombres son buenos por naturaleza, y los etarras son el buen salvaje a redimir. El contrato social con ETA o quiebra la Constitución o no es ni tiene futuro alguno. Será por eso que ZP, demócrata por excelencia, denostador de la derecha extrema (?) no cuenta a los españoles lo que está haciendo. Ni a Le Figaro.

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