18/11/06

Visita ‘non grata’ (18-11-2006)

Para mala suerte suya tengo un homónimo que carga mi cruz como un cirineo. Se llama igual que yo y viaja mucho como filatélico. En Santiago de Chile le detuvieron como al malvado Martín Prieto y le costó Dios y ayuda demostrar a la policía que no era yo. Intercambiamos alguna carta jocosa sobre el incidente que no llegó a mayores. Años después escribí algún suelto sobre Guinea Ecuatorial y mi otro yo estaba en Malabo. Le querían expulsar del país, hasta que los buenos oficios de nuestra Embajada demostraron que Martín Prieto no era Martín Prieto. A mi otro yo le persiguen mis fantasmas. Espero que esta vez se encuentre lejos de Guinea.

Al contrario que los ingleses o los franceses, España ha descolonizado atropelladamente y muy mal. La gesta americana terminó en la pseudobatalla de Ayacucho, en el alto Perú, frente al mariscal Sucre al mando de un Ejército criollo. Los amerindios formaban en las filas españolas. Ayacucho en quechua significa el lugar de los muertos, y los jefes enfrentados hicieron el conjuro y pactaron una batalla de guardarropía para salvarle la cara a las tropas españolas que se rindieron tras cuatro tiros y media carga. Ifni fue una derrota militar del franquismo, Guinea un cacao y el Sáhara una vergüenza y una traición sostenida al Frente Polisario.

Guinea podía haber sido una próspera amiga de España y ha devenido desde su independencia en una purulencia. El dinero que nos hemos gastado allí es como baldear agua contra una sábana tendida: un esfuerzo baldío. ¿Pero qué enseñaban en las academias militares franquistas para que de ellas haya egresado un teniente como Teodoro Obiang? Al primer presidente, Francisco Macías, su tío carnal, le mandó matar a palos tras derrocarlo, y según el chamanismo fang, cenó su hígado, no se sabe si encebollado o a la parmesana, para adquirir las virtudes de su víctima. Pero el peor canibalismo es el que se ejerce sobre el propio pueblo.

Mantiene empobrecido a un país pequeño que es una taza de petróleo, se ha hecho monetariamente francófono y su ejército personal es marroquí. Da alaridos internacionales cada vez que una fragata española en maniobras bordea la barriga de Africa, por temor a un golpe de Estado. La corrupción es la ley y Obiang es uno de los hombres más ricos del mundo. No manda diamantes, como Bokasa, porque no los tiene. Frente a su embajada en Madrid ha repartido euros, como Evita Perón regalaba pesetas durante su visita a España.

Hay que entender que el presidente Rodríguez tiene pocos amigos internacionales y recibe poco, pero ésta es una visita non grata de un hombre que se jacta de desear comprar en El Corte Inglés. Debe estar en Malabo enchufado a TVE. Con una visita privada era suficiente.


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