21/12/06

La reunión que nunca existió (21-12-2006)

Alfredo Pérez Rubalcaba es un gran experto en distorsionar la verdad; durante el periodo de los GAL lo hacía quizás un poco mejor y tal vez con humor (si puede caber tal cosa en el llamado «terrorismo de Estado») y ahora lo está haciendo peor con bastante mala milk. Nuestro ministro del Interior actual está viviendo en la cueva de Plutón donde se estremece toda sombra. Rubalcaba parece decaído porque siendo un hombre muy listo, aunque no sirva para la generalización de la rama de los químicos, es consciente de que el llamado proceso de paz se parece más al intento de hoja de ruta de Medio Oriente: una proyección al infinito. El ministro del Interior ha dicho en el Congreso de los Diputados que ETA jamás miente. La tesis se le vuelve en contra porque los pistoleros están hartos de repetir desde hace 40 años que sus objetivos irrenunciables son la anexión de Navarra e Iparralde (los Pirineos atlánticos) y por supuesto la tan comentada autodeterminación del pueblo vasco con la amnistía de todos sus presos. Nada de esto puede conceder Zapatero ni aunque intente su transformación en el mago Merlín, Sonsoles en la reina Ginebra y por supuesto La Moncloa en Camelot.

La hoja de ruta del presidente se desconoce porque ZP no es un apasionado de comunicar a los españoles y no se ve a los etarras convirtiéndose mágicamente en gelatina. La kale borroka y sus cotidianas acciones en Francia deberían sacarle los colores a este señor sonriente (la astucia de los pícaros), con talante y sin cintura.

Se presupone que en la cita-trampa entre el presidente y el jefe de la oposición no van a discutir sobre el desastre último en Barajas de Air Madrid o sobre las clases de religión en las escuelas. Y acerca de ETA, sobre la que se había iniciado un desmantelamiento durante la Administración Aznar, precisamente con el apoyo de la oposición de entonces, el tándem Zapatero y Rubalcaba, hay muy poco que decir porque los hechos mandan. El ministro Rubalcaba, el monje negro de dos eras socialistas, está demasiado silencioso porque está viendo el hundido proceso color hormiga y si él está tan silente es que al presidente se le están cayendo los palos del sombrajo.

El de León (o de Valladolid, como a usted le apetezca) ha tenido la tontuna de definirse públicamente como rojo y justiciero de las féminas; podría mejor haberse identificado como el «guerrero del antifaz», lo suyo es voluntarismo acerca de lo imposible. Reunión fracasada de antemano la del 22-D.

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