1/3/07

Serbia es culpable (1-3-2007)

No resulta nada risueño que al responsable de la diplomacia española le den una bofetada en público, aunque se trate del inefable Moratinos, que parece estar siempre poniendo la otra mejilla. Su colega serbio le ha espetado que si Kosovo se independiza de la UE, otro tanto podrían hacer 40 regiones europeas, entre ellas Cataluña, el País Vasco y Galicia. Ya serán menos lobos caperucita, porque, entre otras cosas, la UE da por cerrados los mapas de sus estados miembros y cualquier intento de independentismo estará condenado al aislamiento y en las afueras friolentas de la UE.

Serbia no ha perdido la soberbia (la Gran Serbia) que siempre le caracterizó en el siglo XX y antes, considerándose rusófilos y los eslavos del sur, que es lo que significa la antigua Yugoslavia. Se echa de menos al mariscal Tito y su política de cohesión nacional en un avispero tribal y religioso tras la última balcanización de los Balcanes (Balcán es una circunscripción otomana). Serbia ha perdido Montenegro, recientemente independizada, y perderá Kosovo quedando reducida a su mínima expresión nacional. La Alianza atlántica, con Javier Solana de correveidile, no permitirá jamás después de tantos bombardeos que se repitan en el futuro matanzas étnicas en Pristina.

La Corte Internacional de Justicia de Naciones Unidas dictamina que Serbia permitió el genocidio de Srebrenica (en Bosnia Herzegovina) durante 1995, pero que no lo cometió y, por lo tanto, no será sancionada. En Srebrenica, los serbios asesinaron a más de 8.000 bosnios musulmanes: hombres, mujeres y niños, cuyas fosas comunes están recuperadas. Según el Tribunal de la ONU, el Gobierno de Serbia no incitó el genocidio y tampoco fue cómplice. Pero tampoco lo impidió. Sin embargo, las autoridades serbias no han cooperado con el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, intentando arrastrar al general Ratko Mladic, en una dejación de responsabilidades en la conducción de la guerra y su generalato. Kosovo es la piedra de toque de Serbia, en ella perdieron una decisiva batalla contra el turco en el campo de las flores y es un referente nacional, como para nosotros Covadonga y Don Pelayo.

La señora Thatcher, cuando Serbia se desbocó, propugnó insistentemente la necesidad de bombardear Belgrado, testigo que recogieron tardíamente Bill Clinton y los socios europeos. Serbia perderá también Kosovo y si se sume en la reflexión sobre sus males y entrega a sus criminales de guerra podrá encontrar un sitio en el mundo sin necesidad de jaquear inútilmente al mapa político europeo, que está bien, gracias.

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