19/4/07

Comunistas contra Aznar (19-4-2007)

Perder un hijo es tabú. Tan contrario a la naturaleza que ningún idioma define esa situación porque el instinto la niega. Hay viudos o huérfanos, pero no hay palabra para el que pierde un hijo. La asociación de víctimas que preside Pilar Manjón (sindicalista, izquierdista, gubernamental, labios de colágeno y ojos siempre arrasados) pide en el juicio de la Casa de Campo responsabilidades políticas para Aznar y su Gobierno.

Y su ex marido, además de solicitar lo mismo, depone que al ver la fotografía de las Azores tuvo una premonición. El juicio sólo avanza entre agujeros negros y espiritismos.

Nadie ha pretendido seriamente criminalizar a Bush Jr., Tony Blair o Durao Barroso ni a ningún mandatario del más de medio centenar de naciones que invadieron Irak. Sólo José María Aznar se lleva la palma del martirio, atropellado por un tumultuoso odio de la izquierda que va más allá del rifirrafe político. Le quieren sindicar como criminal de guerra y sentarlo en una Corte internacional. Conectar Irak con el 11-M es un ejercicio de funambulismo. Antes del ataque a Irak, Osama Bin Laden aludió a Al Andalus como tierra irredenta, y nuestros horrendos atentados no tienen por qué ver con nuestro modesto despliegue militar. Eso es contingente: pudo ser o no ser.

Eso de que las responsabilidades políticas se pagan perdiendo las elecciones es muy del gusto de Felipe González que, así, cubrió sus fechorías. Con la responsabilidad política se cumple dimitiendo, algo imposible para Aznar, que no se presentaba ni de candidato a Cortes en aquellas elecciones revueltas. Los dirigentes comunistas insisten ante los juzgados en procesar a Aznar por más delitos que los ventilados en Nuremberg, incluida la muerte de 700.000 iraquíes. Quieren ver al ex presidente en la silla de Milosevic, y no habrá Bacigalupo que evite su estigmatización.

Es otra forma de enlodar al PP como partido de los trogloditas. Pierre Laval, primer ministro de Petain en la Francia de Vichy, fue entregado por Franco a los franceses, que le ahorcaron y deportaron de por vida al mariscal en la isla de Yeu. Laval terminó su alegato diciendo: «Equivocarse no es un crimen».

Salvando todas las infinitas distancias y lo ominoso de la comparación, Aznar (todos los de las Azores) pudo equivocarse con Irak como tantos otros con más sofisticados servicios de inteligencia. Lo que buscaba Aznar no era a Al Qaeda, sino una relación especial con Estados Unidos que consiguió efímeramente. Los comunistas están poniendo a Aznar en el punto de mira.

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