30/4/07

La ‘nomenklatura’ (30-4-2007)

Nunca he entendido eso de que «la corrupción es el síntoma más infalible de la libertad constitucional». También es triste tener que interpretar a Gibbon en su Auge y caída del Imperio Romano, pero supongo que quería decir que el garantismo constitucional facilita la corrupción inherente a los sistemas totalitarios.

La corrupción se presenta en dos variables: la de la nomenklatura enquistada en la burocracia del régimen y la nueva clase de ciudadanos afines al poder al que corrompen. Milovan Djilas, mano derecha de Tito hasta que abandonó el comunismo, escribió sobre esta cleptocracia apoyada en la obesidad del mariscal y su manía senil de ser llevado a la gran pantalla por Richard Burton, lo que logró pagando el filme con fondos públicos.

Los sucesos de la semana pasada suponen un índice creciente en el nivel tolerable de nuestra corrupción. Es como cuando se desborda el Ebro. Manuel Conthe no ha tirado de ninguna manta, pero ha subrayado lo obvio: la colusión entre el Gobierno y la Comisión Nacional del Mercado de Valores para orillar las leyes y las normas. Carlos Arenillas no es de recibo si acepta cenas de 1.500 euros, que no es debilidad de gourmet sino horterada o pago de puta cara, pero el vicepresidente de la CNMV ¿no se entera de lo que pasa en el Consejo de Ministros cuando se mete en la cama con Mercedes Cabrera, la luminaria blanca de Zapatero para esta legislatura y que no ha emitido un brillo?

Lo de la CNMV es corrupción política, estraperlo de las finanzas, descaro (repiten todos bajo la batuta de Segura, un ex comunista en el corazón del capitalismo) y, sobre todo, una farsa despreciativa para el sentido común de los ciudadanos.

La oficina económica de Zapatero no es la cueva de Alí Babá y los cuarenta ladrones, sino el país de irás y no volverás en el que lo mismo se asalta el BBVA que se entrega Endesa atada de pies y manos a los amigos de Acciona y del Estado italiano.

En la corrupción inmobiliaria ibicenca ni se han molestado en cambiarle el nombre a la empresa que le hacía los cuarteles a Luis Roldán cuando a éste, al dar el cabezazo a la bandera, le caían los duros de las orejas. A un año de las elecciones se ve que los socialistas necesitan hacer caja, y a lo peor ‘Pepiño’ Blanco no es tan tonto como suponíamos.

La beautifull people del felipismo era nueva clase, con excepción de Mariano Rubio, que gobernaba el Banco de España. Esta plaga es nomenklatura orgánica, organigrama del Estado. Napoleón manejaba la artillería como una pistola, teniéndola siempre a mano. Zapatero, que no sabe economía, se rodea de sicarios que administran la cuota de corrupción de la que escribía Gibbon.

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