25/8/07

ETA no toma vacaciones (25-8-2007)

El ex presidente demócrata de Estados Unidos, Jimmy Carter, fue maltratado hasta la insania por la prensa de su país y, con efecto simpatía, por la europea, hasta el extremo de considerarle alelado y no otorgarle otra capacidad que la de cultivar cacahuetes en su granja.

Una injusticia colectiva de la que no te puedes librar, tal como los gafes soportan su calvario sin cirineo que les alivie. Carter es ingeniero nuclear y sirvió como oficial naval en submarinos atómicos, donde el primer error que cometes es el último. Como buenista embargó armas a las dictaduras iberoamericanas y siempre mantuvo un sincero interés por el respeto a los derechos humanos. Pero luego explicaba a los periodistas que pescando en barca en el Potomac había sufrido el ataque de un gigantesco conejo (¿anfibio?) del que se había defendido a remazos.

Hizo de su versión cuestión de honor personal, como si fuera la crisis de los rehenes de Teherán que acabó con él, consolándose con un devaluado Nobel de la Paz. A la postre él quiere que le llamen Jimmy, como si apeláramos a Zapatero por Peluis o a Rajoy de Marianito. Un cándido.

Parece que a instancias gubernamentales españolas Carter ha vuelto, y sin venir a cuento, a meter su cuchara en el problema vasco sugiriendo lo ya hecho: una negociación a la par entre el Gobierno y los vascos que quieren otro nivel de autonomía. Al asesino de conejos de agua le fallan hasta sus asesores y justifica a ciegas el brumoso proceso de paz de Zapatero, del que aún no ha dado cuenta ni a los diputados ni a la oreja pública. ETA no toma vacaciones ni durante su pretenciosamente militar alto el fuego (Barajas), y en cuanto ha podido ha puesto un bombazo en el durangesado para celebrar la Semana Grande de Bilbao.
Desmienten a los que suponían que no habría terrorismo «duro» hasta pasadas las elecciones para devolverle a ZP el oxígeno prestado. ETA continúa con los herrumbrados principios de acción-reacción-acción y cuanto peor, mejor, no sabiendo cómo descabalgarse del tigre de la violencia. Le da lo mismo la blandura del radical-socialismo que la dureza del PP.

Están tan eufóricos ante la tolerancia a la Kale Borroka, la efervescencia por las banderas y los presos (hacer calle) y la buena marcha de las extorsiones a empresarios, que se van a manifestar ante Sarkozy, que acude a Bayona, precisamente, en viaje antiterrorista. Como si fueran ignaros socios de la Fundación Carter y no supieran del cerrado centralismo francés, tan desmontable como pretender desguazar un carro blindado con un plátano.

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