17/11/14

LAS RANAS PIDIENDO REY (17-11-2014)

Desde que en 1.931 el general  Uriburu  iniciara la intervención militar en la política argentina el mejor Presidente de la República (1.963-1.966) fue el médico Arturo Illía , de la Unión Cívica Radical, krausÍsta.  Hombre singular, mesurado, austero, salía de  Casa Rosada para almorzar unos sandwiches de miga sentado  en un banco de Plaza de Mayo, atendiendo a las palomas y a sus pensamientos lejos de lacayunos. Multiplicó la extracción de petróleo, dedicó un 23% a Educación, subió un 19% el PIB, disminuyó el desempleo y la deuda externa, implantando el salario mínimo y una ley de medicamentos. Los agiotistas, la oligarquía agrícola-ganadera, los militares y el peronismo le tildaron de tortuga, de nonito escapado del geriátrico, de pasivo, e inundaron la Avenida 9 de Julio de quelónidos con su nombre en la concha. La tropa entró en Casa Rosada donde se resistió, cediendo para evitar un baño de sangre. Careciendo de coche oficial o particular se fue a su casa en taxi renunciando a su jubilación presidencial y acabando sus días en el obraje panadero de un pariente. Le sustituyó el teniente general Juan Carlos Onganía y otra tanda de Gobiernos de facto. Cuando nuestro rescate financiero se daba para cada fin de semana el Presidente Rajoy, en plasma o  carne mortal, advirtió que España no era Uganda. Hoy la libranza de aquella intervención se ha olvidado y una legión de batracios nos tiene por Sudán del Sur y a Rajoy por estatua de sal, y hasta sugiriendo su sustitución por la Vicepresidenta en un ejercicio de asar la manteca. Temen el imposible separatismo catalán y sueñan con los carros desfilando por las Ramblas. Se aterran ante el improbable fin del bipartidismo como si los españoles fueran a votar el comunismo de IKEA de unos revolucionarios de guardería, oportunistas e indoctos como todos los niños. La auténtica crisis está a espaldas de Rajoy pero las ranas de la charca de Esopo siguen pidiendo Rey.

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