27/11/14

EL SINDICATO INAMOVIBLE (27-11-2014)

El entrañable oso amoroso de UGT se va pero se queda. Tras haberle serruchado el piso al admirable Nicolás Redondo este químico lleva 20 años sentado en el sindicato como un Rey godo de monarquía electiva. Cierto que acortó los mandatos para el futuro pero se ha organizado su omnipresencia para retirarse con la jubilación, que no será parca. Pretende refundar el sindicato socialista aunque como decía Rafael “El Gallo”, “Lo que no pué ser no pué ser, y además es imposible”. Las alfombras levantadas en la UGT andaluza, aunque se encuentren en fase de sumario, son suficientes para que un líder sindical profese en una Cartuja pero Méndez ha preferido representar al “Cándido” de Voltaire y las desdichas de una supuesta virtud. Con excepción de USO, por mérito propio, la Transición no supo que hacer con el sindicalismo clandestino salvo contentarles con unas reparaciones económicas delirantes. Lo que le gustaba a Cándido eran las tenidas nocturnas en Moncloa con Zapatero ejerciendo de Ministro de Economía bis mientras se cernía inadvertida la tormenta perfecta. La “refundación” no admitirá la ilegalidad de la huelga general (Alemania), la autofinanciación por cuotas compensada por la afiliación obligatoria de los trabajadores, las auditorías externas y públicas, o la desaparición de los piquetes informativos para romper vidrieras o amedrentar al pequeño comercio. Redondo le hizo huelgas a Felipe González; Méndez es de la doble militancia  y la correa  de transmisión. Las centrales españolas (sin olvidar CC.OO.) no acaban de abandonar el siglo XX, son asiento de funcionarios  y liberados que dan una suculenta batalla burocrática (¿y fraudulenta?) a cuenta de los que pierden su empleo, como si no hubiera bufetes laboralistas en España. La masa asalariada solo se afilia a un sindicato cuando tiene un problema con su empresa, y de ahí la baja militancia de ida y vuelta. Se ignora si Pedro Sánchez refundará el PSOE, pero Cándido dejará la UGT inamovible.

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