El presidente argentino,
Raúl Alfonsín, ha suspendido indefinidamente el viaje de Estado que debía
emprender la Próxima semana a Japón y Arabia Saudí, y que se tenía en la
cancillería como prioritario por las beneficiosas consecuencias económicas que
se esperaba lograr de él. Las cancillerías saudí y japonesa han entendido
perfectamente las causas de la cancelación de la visita y la necesidad de que
el presidente argentino no abandone en estos momentos Buenos Aires. En un
discurso radiotelevisado al país, Alfonsín pidió el miércoles a los argentinos
que defiendan con sus votos la República Argentina.
Aunque la decisión estaba
tomada antes de la emisión por todas las radios y televisiones en cadena
nacional de su discurso del miércoles, los acontecimientos del día realzaron la
sabiduría del aplazamiento.El mensaje del presidente Alfonsín fue emitido a las
nueve de la noche (dos de la madrugada del jueves, hora peninsular española) y,
a las once, una bomba de regular potencia explosionaba en los sótanos de la
Escuela de Intrligencia del Ejército, lindera con el Comando del Primer Cuerpo
de Ejército, como primera respuesta a sus palabras.
En la mañana de ayer logró
ser detenido uno de los seis civiles -un periodista- supuestamente involucrados
en la conspiración, y tres amenazas de bomba a otras tantas escuelas y otra al
Congreso de la nación amenizaron el nuevo día. Rumores disparatados se
enseñorearon de la ciudad difundiendo una hipotética detención por el FBI en
Miami del ex general Suárez Mason; y siete menores de edad, entre 12 y 17 años,
fueron descubiertos por las escuchas telefónicas de la Policía Federal como
supuestos amenazantes de sus propios colegios. Arabesco lateral de este mes
porteño de las bombas que ha logrado crear la psicosis alarmista que deseaban
sus patrocinadores.
Bajo la lluvia, que al fin
aportó algún alivio al tormentón que asfixiaba a Buenos Aires, con sólo un
mitin importante en la cancha del River Plate (el de la Unión de Centro
Democrático, del ingeniero Álvaro Ansogaray, socio político de Manuel Fraga y
representante de la derecha económica y economicista), el gran Buenos Aires,
encerrado en sus casas, se pegó a sus televisores y a sus radios para escuchar
el único programa de las nueve de la noche.
Raúl Alfonsín compareció
como acostumbra: sentado ante una mesa que no es la de su despacho
presidencial, flanqueado por la bandera blanquiazul y teniendo a sus espaldas
un melancólico lienzo que retrata al general Belgrano, solitario caudillo de
las batallas independentistas en el norte argentino que, gracias a sus múltiples
derrotas, dio tiempo al general San Martín para organizar la gran derrota: la
de los ejércitos españoles en todo el virreinato del Río de la Plata,
Argentina, Chile y Perú.
Compareció físicamente
agotado, dueño de las más pronunciadas ojeras -sobresaltadas por encima del
maquillaje- que se le conocen en su breve mandato y con un, en él inusual, tono
de cólera cansada.
Increíble y absurdo
"Aunque es
increíble", dijo Alfonsín, "por absurdo que parezca, los
perturbadores quieren tomar el poder". Afirmó que se pretende involucrar a
las fuerzas armadas en la conspiración, aprovechando que tras las experiencias
vividas es difícil un rápido reencuentro entre civiles y militares, y volvió a
recordar que los juicios contra tres de las cuatro cúpulas castrenses de la
dictadura se siguen contra las personas y no contra las instituciones
armadas."Ya hemos pasado lo peor", aseguró, "1986 será el año de
la esperanza, pues, tras el reacomodamiento, Argentina se apresta a crecer.
Ahora, los argentinos tenemos que conquistar Argentina".
Raúl Alfonsín insistió en
que éste no es un estado de sitio contra el pueblo, sino una medida que el
pueblo declara contra los profesionales del autoritarismo, para neutralizarlos
y aislarlos. "No voy a condenar", afirmó el presidente, "a esos
espectros demenciales; quien llega a poner bombas en las escuelas ya se condenó
solo. La violencia que intentan ejercer no tiene sentido político ni social. No
representa siquiera una vía equivocada o absurda para reivindicaciones
comprensibles: es una simple y llana locura".
El presiden ' te argentino
reveló que, en el último mes, se habían producido 1.806 amenazas de bomba y que
no se pudo impedir la explosión de 42 artefactos. "Por todo esto",
agregó, "para resolver el origen de todas estas amenazas a la paz social,
han sido aplicadas las disposiciones excepcionales establecidas en nuestra
Constitución. ( ... ) La desprolijidad que algunos han querido ver en las
medidas no fue sino la expresión de nuestra renuncia a perturbar a la sociedad
en la lucha contra unos pocos".
El presidente argentino
aludió también a "algunos militares que, con la inercia propia de haber
ejercido por muchos años funciones de gobierno, han perdido la costumbre de ser
una parte del Estado y no todo el Estado".
La intervención presidencial
ha tranquilizado al país en la medida en que, tras semanas de desalojos
escolares, bombazos, extrañas batallas judiciales y especulaciones sin cuento,
era beneficiosa la comparecencia de Alfonsín, con su aspecto de abogado de
pueblo, de maestro rural, regañón, machacando la mesa con los nudillos y
exigiendo una vez más la defensa de la República.
El presidente hizo un
llamamiento a sus compatriotas a defender conjuntamente la convivencia y el
orden constitucional. "No es hora de dormir sobre los laureles. Los hechos
de los últimos días indican que el enemigo existe, que está buscando algún
resquicio de flaqueza en el pueblo argentino para abrirse camino. No le
ofrezcamos ese resquicio", dijo.
Acusaciones de
electoralismo
Los restantes partidos
continúan acusándole de descarado electoralismo destinado a engordar su débil
mayoría parlamentaria en estas legislativas parciales. En la noche del domingo
-si Dios y los golpistas quieren- sabremos lo que opina el censo de todas estas
cuestiones.El mitin de la UCD demostró que, tal como se había prometido al
decretarse el estado de sitio, las medidas de excepción no han afectado al
desarrollo de la campaña electoral. Para la tarde de ayer, la corriente
renovadora del peronismo tenía previsto realizar un acto en la plaza de Mayo,
frente a la Casa de Gobierno.
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