1/11/85

Alfonsín pide a los argentinos que defiendan su país votando en las elecciones del domingo (1-11-1985)

El presidente argentino, Raúl Alfonsín, ha suspendido indefinidamente el viaje de Estado que debía emprender la Próxima semana a Japón y Arabia Saudí, y que se tenía en la cancillería como prioritario por las beneficiosas consecuencias económicas que se esperaba lograr de él. Las cancillerías saudí y japonesa han entendido perfectamente las causas de la cancelación de la visita y la necesidad de que el presidente argentino no abandone en estos momentos Buenos Aires. En un discurso radiotelevisado al país, Alfonsín pidió el miércoles a los argentinos que defiendan con sus votos la República Argentina.

Aunque la decisión estaba tomada antes de la emisión por todas las radios y televisiones en cadena nacional de su discurso del miércoles, los acontecimientos del día realzaron la sabiduría del aplazamiento.El mensaje del presidente Alfonsín fue emitido a las nueve de la noche (dos de la madrugada del jueves, hora peninsular española) y, a las once, una bomba de regular potencia explosionaba en los sótanos de la Escuela de Intrligencia del Ejército, lindera con el Comando del Primer Cuerpo de Ejército, como primera respuesta a sus palabras.

En la mañana de ayer logró ser detenido uno de los seis civiles -un periodista- supuestamente involucrados en la conspiración, y tres amenazas de bomba a otras tantas escuelas y otra al Congreso de la nación amenizaron el nuevo día. Rumores disparatados se enseñorearon de la ciudad difundiendo una hipotética detención por el FBI en Miami del ex general Suárez Mason; y siete menores de edad, entre 12 y 17 años, fueron descubiertos por las escuchas telefónicas de la Policía Federal como supuestos amenazantes de sus propios colegios. Arabesco lateral de este mes porteño de las bombas que ha logrado crear la psicosis alarmista que deseaban sus patrocinadores.

Bajo la lluvia, que al fin aportó algún alivio al tormentón que asfixiaba a Buenos Aires, con sólo un mitin importante en la cancha del River Plate (el de la Unión de Centro Democrático, del ingeniero Álvaro Ansogaray, socio político de Manuel Fraga y representante de la derecha económica y economicista), el gran Buenos Aires, encerrado en sus casas, se pegó a sus televisores y a sus radios para escuchar el único programa de las nueve de la noche.

Raúl Alfonsín compareció como acostumbra: sentado ante una mesa que no es la de su despacho presidencial, flanqueado por la bandera blanquiazul y teniendo a sus espaldas un melancólico lienzo que retrata al general Belgrano, solitario caudillo de las batallas independentistas en el norte argentino que, gracias a sus múltiples derrotas, dio tiempo al general San Martín para organizar la gran derrota: la de los ejércitos españoles en todo el virreinato del Río de la Plata, Argentina, Chile y Perú.

Compareció físicamente agotado, dueño de las más pronunciadas ojeras -sobresaltadas por encima del maquillaje- que se le conocen en su breve mandato y con un, en él inusual, tono de cólera cansada.

Increíble y absurdo

"Aunque es increíble", dijo Alfonsín, "por absurdo que parezca, los perturbadores quieren tomar el poder". Afirmó que se pretende involucrar a las fuerzas armadas en la conspiración, aprovechando que tras las experiencias vividas es difícil un rápido reencuentro entre civiles y militares, y volvió a recordar que los juicios contra tres de las cuatro cúpulas castrenses de la dictadura se siguen contra las personas y no contra las instituciones armadas."Ya hemos pasado lo peor", aseguró, "1986 será el año de la esperanza, pues, tras el reacomodamiento, Argentina se apresta a crecer. Ahora, los argentinos tenemos que conquistar Argentina".

Raúl Alfonsín insistió en que éste no es un estado de sitio contra el pueblo, sino una medida que el pueblo declara contra los profesionales del autoritarismo, para neutralizarlos y aislarlos. "No voy a condenar", afirmó el presidente, "a esos espectros demenciales; quien llega a poner bombas en las escuelas ya se condenó solo. La violencia que intentan ejercer no tiene sentido político ni social. No representa siquiera una vía equivocada o absurda para reivindicaciones comprensibles: es una simple y llana locura".

El presiden ' te argentino reveló que, en el último mes, se habían producido 1.806 amenazas de bomba y que no se pudo impedir la explosión de 42 artefactos. "Por todo esto", agregó, "para resolver el origen de todas estas amenazas a la paz social, han sido aplicadas las disposiciones excepcionales establecidas en nuestra Constitución. ( ... ) La desprolijidad que algunos han querido ver en las medidas no fue sino la expresión de nuestra renuncia a perturbar a la sociedad en la lucha contra unos pocos".

El presidente argentino aludió también a "algunos militares que, con la inercia propia de haber ejercido por muchos años funciones de gobierno, han perdido la costumbre de ser una parte del Estado y no todo el Estado".

La intervención presidencial ha tranquilizado al país en la medida en que, tras semanas de desalojos escolares, bombazos, extrañas batallas judiciales y especulaciones sin cuento, era beneficiosa la comparecencia de Alfonsín, con su aspecto de abogado de pueblo, de maestro rural, regañón, machacando la mesa con los nudillos y exigiendo una vez más la defensa de la República.

El presidente hizo un llamamiento a sus compatriotas a defender conjuntamente la convivencia y el orden constitucional. "No es hora de dormir sobre los laureles. Los hechos de los últimos días indican que el enemigo existe, que está buscando algún resquicio de flaqueza en el pueblo argentino para abrirse camino. No le ofrezcamos ese resquicio", dijo.

Acusaciones de electoralismo

Los restantes partidos continúan acusándole de descarado electoralismo destinado a engordar su débil mayoría parlamentaria en estas legislativas parciales. En la noche del domingo -si Dios y los golpistas quieren- sabremos lo que opina el censo de todas estas cuestiones.El mitin de la UCD demostró que, tal como se había prometido al decretarse el estado de sitio, las medidas de excepción no han afectado al desarrollo de la campaña electoral. Para la tarde de ayer, la corriente renovadora del peronismo tenía previsto realizar un acto en la plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno.

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