10/6/06

Franco, réprobo en los infiernos (10-6-2006)

El antifranquismo es una melancolía, como la tristeza maligna de los depresivos, y, además, los genuinos antifranquistas son hijos de los más arribistas con el generalote, por aquello freudiano de matar al padre. Desaparecidos los prebostes entorchados de Latinoamérica, hoy es más difícil encontrar un franquista que vida inteligente entre las juventudes de ERC. Queda un franquista irreductible, pero como de medallón: José Utrera Molina, suegro de Gallardón. Franco era un cascarón sin otra ideología que el nacional catolicismo y por eso fue tan fácil y tan breve desmocharlo. Sólo a un antipolítico como él se le ocurre organizar un partido único llamado Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas, tren de siglas hacia lo huero. Hitler, tras conocer al caudillo, decía que, después de la guerra, dedicaría España al cultivo intensivo y exclusivo de la patata, y es que Franco, aún fusilando, tenía el espíritu mineral del tubérculo.

Los socialistas y su rememoración histórica continúan su viaje de regreso a la II República. Aquélla se hundió en sus propios desatinos, y prefiero el proyecto de una III República, presidencialista, como la que propugna García Trevijano, bien alejada de aquel régimen desordenado, cainita y suicida. El PS, para distraer al gentío con el sobrero quiere que las instituciones europeas condenen el franquismo, que es como condenar la peste negra o la Guerra de los Cien Años. Por condenar que no quede. También podrían hacerlo no ya al salazarismo portugués o la coronelada griega, sino al Codreanu de Rumanía y al almirante Horty de Hungría, nazis de ocasión que combatieron en el frente ruso, sin olvidar a Mussolini que siempre se salva de estos santos oficios. El creador del fascio (un antiguo socialista) recibía a las doncellas estremecidas como tórtolas en su despacho del salón de los mapas en Palazzo Venecia, la embajada de los Dogos. Se quitaba el uniforme, se quedaba en calzoncillos negros y las intimaba: «Habéis conocido al Duce y ahora vais a conocer al hombre». Demasiado humano hasta en sus crímenes y eso le libra del tostón de tener que ser reprobado por la Unión Europea, incapaz de redactar una Constitución ilusionante y legible. Es más fácil condenar el pasado que inventar el futuro, y contra Franco vivíamos sin incertidumbres. Me sumo entusiasmado a la iniciativa del eurodiputado socialista Luis Yáñez. Cuanto antes Franco, réprobo, se hunda en los infiernos de la verborrea europea, más nos aliviaremos de la migraña antifranquista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario