3/6/06

La pornografía de la muerte (3-6-2006)

Los animales más nobles, desde el perro al elefante, buscan un escondrijo para morir en soledad. Entre nosotros hasta los curas salen de los confesionarios para dar a los cuatro vientos la piedad íntima de la difunta y la dichosa Virgen de Regla. Hasta la ministra de Cultura se ha permitido la indiscreción de enterrarla antes de tiempo por un runrún recogido al azar entre el gentío de la Feria del Libro. ¡Pero qué sabrá Carmen Calvo lo que es un ictus cerebral, aunque ella parezca padecerlo de continuo! Casi hay que excusar a la ministra porque los medios audiovisuales, especialmente las televisoras, llevan dos años amasando la pornografía de la premuerte de Rocío Jurado eyectando morbosidad por sus rayos catódicos.

A Lola Flores, de la que se conocía eso que los cursis llaman «una penosa y larga enfermedad», la trataron los de la telemasa con mayor circunspección sin retransmitir su agonía en directo. La teleplebe ha evolucionado a peor. En Montepríncipe, en Houston, en La Moraleja y en Chipiona, chisgarabís hablando con faltas de ortografía (que ya es difícil) informaban ampliamente sobre lo que no sabían, y en los estudios, analistas rosa de todo a 100 peroraban sobre las diferencias entre una encefalopatía y un coma y daban clases de oncología aplicada sobre el hígado de la doliente. Dale una cámara a la chusma y removerá el mundo.

En el Reino Unido han televisado en directo la descomposición de un cadáver; eso lo tendremos mañana aquí en el salón comedor.Eros y Thanatos. Los parrilleros de la injuria televisiva sólo oscilan entre la telebragueta y la telemuerte. Estos pelafustanes de la información incluso aducen una justificación sociológica: como Rocío Jurado vendió exclusivas y fue asidua de la prensa rosa, su muerte también podía ser rebatiñada y especulada. Eso no es verdad. Por mucho que un famoso haya comercializado con una intimidad le asiste el derecho a negarse a ser pasto de las pirañas y a tener que dar parte diario del funcionamiento de su intestino. El Pentágono quiere adiestramiento moral para los Marines después de la matanza de My Lai en Vietnam y de Haditha en Irak. Un imposible para los preparados para matar. Dar entrenamiento moral a los jerifaltes televisivos, jenízaros, sicofantes y charlatanes de feria, será empeño de otra generación. Lo peor de Rocío Jurado está por llegar: aparecerán presuntos amantes, se harán astillas con el reparto de su herencia, se denunciarán supuestas desavenencias familiares y le endosarán una novia a Ortega Cano. Será la segunda muerte de la cantante.

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