17/8/06

Pero…, ¿y qué más da? (17-8-2006)

¿Para qué esta convulsión por constatar que Herri Batasuna es Herri Batasuna? ¿Para qué pierde su tiempo el juez Garzón (desde que ha regresado de Estados Unidos necesita una dieta) buscando responsables de unas manifestaciones en San Sebastián? Que más da que se pronuncie si están negociando con el Gobierno, que es mucho más grave. Cuando la política colisiona con las leyes tanto da ocho que 80. Si Garzón encarcelara a alguien por los sucesos de Donostia, el Gobierno los pondría en la calle por la puerta de atrás. No se puede detener a una de las partes negociadoras.

Otegi, por ejemplo: no es Gerry Adams, líder del Sin Fein (Nosotros Solos, que ya son ganas de llamarse algo), ni siquiera Michael Collins, quien por aceptar una Irlanda autonomizada fue mandado matar por Eamon de Valera, un hijo de españoles, primer presidente de Eyre. Otegi es un patán. En compañía de otros intentó secuestrar a Gabriel Cisneros, padre de la Constitución y de la Patria, quien menudo y listo como el agua se les escapó como una anguila calle abajo. Se pararon, separaron las piernas y tomaron las pistolas con las dos manos para hacer puntería, y le dieron un tiro en la espalda cuyas secuelas pueden ser origen de los actuales arrechuchos del diputado. Y, puestos a ello, ¿qué más da negociar con Otegi o con Txapote?

La clase gobernante se devalúa a sí misma. Cristina Narbona tiene que rectificarse cada vez que abre la boca, y lo hace con descaro de experta. En este verano caliente ¿qué se hizo del gallego don Pepiño Blanco que parece estar en busca y captura? ¿Qué fue de la vicedoña, Fernández de la Vega, haciendo de Condoleezza Rice por las cumbres andinas y el Paraguay, ni más ni menos que el Paraguay? La lógica de este Gobierno autista es dejar las calles vascas a quienes las reclaman. ETA es un archipiélago de siglas que la representan: políticas, sindicales, juveniles, solidarias, pro sus presos, y no dejarlas expresarse es inútil una vez que Zapatero ha arriado la bandera en el cuartel españolista. El porcentaje de vascos que quiere la independencia tiene pleno derecho a pedirla por las calles, mientras lo hagan pacíficamente, bajo la enseña que les pete (también la ikurriña estuvo ilegalizada) y con el fulano de Otegi a la cabeza. Pero…, ¿y qué más da? Dice la Iglesia que pidan perdón los asesinos. ¿Para qué? Si alguna vez se da será una formulación burocrática sin ningún valor moral. Y, además, nadie se arrepiente cuando va ganado posiciones. El Bambi, o el cocodrilo de La Mareta, está desmochando la capacidad de España para resistir. ¿Qué más da?

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