5/10/06

La insoportable levedad del juez Garzón (5-10-2006)

Lejos quedan ya aquellos años en los que el juez Baltasar Garzón se presentaba sin avisar en mi casa para comernos unos huevos mientras hablábamos mal del Rey. No creo que exista en la magistratura quien cuente tantos chistes y tan bien narrados como él, pero detrás de la bonhomía hay un hombre que no se deja ver o que es poliédrico como la cabeza de un insecto. Él sabía mejor que otros que la X de los GAL era Felipe González, aunque no pudiera probarlo. ¿Por qué hizo la pirueta de irse a aquella finca del Estado en Castilla-La Mancha donde, con José Bono como anfitrión, aceptó promesas políticas de quien debía despreciar por el terrorismo institucional? Quizá lo que despreció fue la habilidad y el doblez de Felipe para estos juegos de manos, juegos de villanos. Hay que aprender a no irse los primeros de las reuniones; por un agujerito habría escuchado a Carmen Romero: «No has tardado mucho en convencerle». Y al marido: «Ahora se va a enterar éste de lo que es hacer política».

No entiendo que a Garzón le colmara un Ministerio ni que ése fuera su precio; el caso es que Felipe le humilló y el bifronte y biflequillo biministro Belloch lo hizo en público. El sumario de los GAL no lo perdonarán los socialistas jamás. En un almuerzo en Justicia, Belloch le descuartizó: «No es un juez; tiene alma de policía. Cambia cromos; yo te hago testigo protegido o te saco del sumario si me das tal información». Inspirado en las Manos Limpias italianas, olvidó nuestro hombre que la política es un viaje sin retorno y que el equilibrismo entre el Congreso y la Audiencia Nacional no sería precisamente aplaudido. Su servidumbre ante Polanco, otro centro de poder, minó su crédito: el juez estrella, el juez campeador, tenía la insoportable levedad del ser de la mariposa de luz que va a quemarse en la fogata o en la bombilla prendida.

Cuando se fue a Nueva York, dije que lo hacía por no soportarse a sí mismo. No se sabe a qué fue ni por qué ha vuelto. Ha regresado con kilos de más e inglés de menos y, como dice que no duerme, se ha dado a maltratar de madrugada a unos peritos policiales como si el ácido bórico fuera cocaína pura. Si cree que estas cosas se las van a agradecer los socialistas es que no los conoce pese a sus chalaneos con ellos. Éstos no le van a proponer para ningún cargo internacional aunque asesore a los indios colombianos del Cauca. Su nombre va asociado a los GAL y eso no se puede ir exhibiendo por ahí.

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