12/10/06

Madrid, una pica en Flandes (12-10-2006)

No hay que olvidar que José Bono nunca quiso ser alcalde de Madrid, ni ministro de Defensa, ni siquiera presidente de Castilla-La Mancha: lo que quería ser y no pudo es secretario general del Partido Socialista, y esa posibilidad se la arrebató Zapatero con sombras chinescas por detrás de los delegados. Eso no se lo va a perdonar nunca aunque Bono siempre es obsequioso con el poder y hasta envía quesos a los periodistas que le fustigan. Como Bono fue primero militante del Partido Socialista Popular de don Enrique Tierno Galván habrán supuesto que el Viejo Profesor podría reeditarse en el joven ex ministro. El si-es-no-es de Bono recuerda las muchas desconfianzas mutuas entre el PS y el PSP y la irritación del titular de Defensa que no dimitió por razones personales. Bono le está pasando alguna chufla por los morros a Zapatero y Pepiño Blanco no se ha enterado.

Madrid es una ciudad liberal a cuyo Ayuntamiento sólo pueden llegar los socialistas en coalición con los comunistas. Ciudad realmente abierta en la que a nadie se le pide la nacionalidad (a lo sumo la tarjeta de crédito) y donde repelen los radicalismos históricos o actuales. Que no se pueda ser alcalde cunero de Madrid es una de las bobadas en las que se escuda Bono porque son incontables los que lo han sido naciendo fuera de la Villa y Corte. El sevillano Alvarez del Manzano es el último ejemplo. Otra cosa es que la izquierda tenga temor a la circunscripción municipal y quiera poner una pica en Flandes pasando por la brecha que les abre el insoportable Gallardón, no por sus interminables obras ni por haberse gastado el presupuesto de dos mandatos, sino por su doblez política. Otro que está pero no está, quiere ser delfín del PP acariciando a los socialistas, y no presidió un gobierno de supuesta concentración, desplazando a Aznar, gracias a los momentos de lucidez de Jordi Pujol.

En cuanto puede le enuclea un ojo a alguien de su partido, y no es mala táctica, por cuanto mientras los socialistas colocan la bota malaya a sus adversarios o simples discrepantes, la capacidad del PP para el masoquismo intramuros es digna del marqués de Sade. Lo que más le gusta a un popular es que le zurren. Pero ello no obsta para que el Bellido Dolfos no pueda ser reelecto. Los socialistas, así, buscan el milagro, el candidato providencial; si no fuera porque no es de su cuerda sacarían a Plácido Domingo cantando gratis en la Plaza Mayor. ¡Qué tiempos en los que nadie quiere ser alcalde de Madrid! Acabarán proponiendo a Pedro Zerolo, a ver si al menos conquista Chueca.

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