6/5/06

Contra el duque de Ahumada (6-8-2006)

Siendo vicepresidente in pectore Alfonso Guerra me citó en su despacho y le espeté: «¿Cuándo vais a disolver la Guardia Civil?».Caliente el 23-F, estaba en el ambiente progresista no ya la desmilitarización del cuerpo, sino su evaporación. «Hombre», contestó «no vamos a empezar precisamente por eso». Luego Barrionuevo, Vera, todo el PS por capilaridad se enamoraron de la Guardia Civil que utilizaron durante los años de plomo contra ETA. Y es que la GC siempre ha sido gubernamental pese al estrafalario episodio de Tejero; sirvieron a la II República con la misma lealtad que a la Monarquía y el nefasto 18 de julio se dividieron, como todos. Un oficial de la GC, socialista y amigo de Indalecio Prieto le pegó dos tiros en la nuca a José Calvo Sotelo; los guardias civiles son igual de buenos o de malos que los demás, aunque les corone un brillo de charol como un charco iluminado por la luna.

Pero el PS torna y metió en su programa electoral la desmilitarización del instituto armado. No tengo memoria de una manifestación de guardias civiles como la última en Madrid, pero los socialistas han remachado que el cuerpo seguirá siendo militar. Glorioso contrasentido el de una Guardia Civil, militar. Cuando en Despeñaperros, y otros pasos españoles, te asaltaban los bandoleros dabas recado a los mangas verdes, servidores del Rey que siempre llegaban tarde y de ahí el dicho de «A buenas horas…».

El Duque de Ahumada creó un cuerpo militar de seguridad, movido a caballo por las zonas rurales más desamparadas. Fue un visionario, pero hoy España es más urbana que rural, y los siete niños de Ecija, Pasos largos o El tempranillo trabajan en Marbella con corbata y cuello blanco. Es hora de enterrar al duque de Ahumada, con honores.Soy un coleccionista de suicidios que me atraen como el fondo de un pozo. ¿Se preguntarán los ministros Rubalcaba y Alonso por qué la de guardia civil es una de las profesiones con más suicidios de España? Casas Cuartel apartadas con olor a recocido y disputas de mujeres; las rodilleras del pantalón relucientes de jabón «Lagarto»; servicios de 48 horas o más y calabozo por un bocadillo en una guardia. No deja de ser paradójico que un militar nos ponga una multa de tráfico, y la militarización de la Guardia Civil apesta a uso de mano de obra barata y de obediencia ciega, enviable a misiones en el extranjero de paz o interceptación. Otros países (Italia con sus carabinieri) siguen este sistema, pero algún día no muy lejano el PS o el PP quitarán el Código de Justicia Militar de la cabeza de estos hombres y mujeres.Para la nueva delincuencia no hace falta arma larga sino más ordenadores.

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