9/2/06

La más absoluta miseria (9-2-2006)

Permutar con ETA paz por presos es una idea vieja, y casi obligada porque la banda no va a abandonar gratis el terror. Pero siempre se entendió que las excarcelaciones vendrían tras el silencio de las armas, no antes. El anuncio de una paz perdurable serviría de ungüento balsámico para la injusticia inferida a las víctimas del terrorismo, las muertas y las vivas. Sin garantía de nada, como siempre ocurre con ETA y sus 12 treguas, este Gobierno ha invertido los términos y está dando a la banda pruebas de buena voluntad en vez de exigirlas. No de otra forma se puede interpretar la lenidad con los más terroríficos terroristas y la destitución soviética de Eduardo Fungairiño, fiscal jefe de la Audiencia Nacional.

Fungairiño es una voluntad indomable heredada del atleta que fue como portero en hockey sobre patines. Salió despedido de un 600 y acabó sus oposiciones a fiscal en el centro de parapléjicos de Toledo. Su caso era tan insólito que se formó una comisión para indagar si este hombre estaba en condiciones psicofísicas para ejercer la fiscalía. Tal fue así que por más de 25 años ha sido, entre otras cosas, azote de ETA y un archivo viviente sobre la organización. No ha sido vindicativo sino justo. Cuando un juez y dos fiscales dudaban de encarcelar al general Rodríguez Galindo, Fungairiño bajó de planta y ordenó su prisión incondicional sin fianza. Un amigo común estima que nuestro fiscal defenestrado hacia arriba cree que el 11 de marzo se dio una colusión entre islamistas y etarras, lo que también habrá influido en la más absoluta miseria en la que ha caído Conde-Pumpido, fiscal general del Estado o del Gobierno o de Zapatero. Ya sabemos que el fiscal general es jerárquico por arriba y por abajo, pero pierde su crédito si no es antes que otra cosa el abogado defensor de la sociedad. Y Pumpido ha tenido la miserabilidad de ignorar y mentir sobre la recusación recibida por la mitad del Consejo Fiscal por su política sectaria de ceses y nombramientos. A su lado Eligio Hernández, el pollo del pinar, es un exquisito jurista sin mácula partidaria. En los tiempos de González y las conversaciones de Argel se llegó a especular con la posibilidad de excarcelar paulatinamente a los etarras sin sangre directa en las manos y extrañar del país a los carniceros. Menos aceite da una piedra y había al menos un cierto pudor. La nueva dirección socialista tiene prisa: sólo disponen de dos años para que ZP repita éxito electoral con una decimotercera tregua etarra aunque sea de guardarropía.Por su propia naturaleza ETA no entiende blanduras y firmarán una paz verdadera cuando estén triturados los de fuera y desmoralizados los de dentro.

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