29/10/85

Respiro judicial para Alfonsín en su lucha contra el golpismo (29-10-1985)

El Gobierno argentino encontró su primer respiro de alivio en ocho días en su batalla contra un segmento de la judicatura comprometido ideológicamente con la involución política. La Cámara Federal de Apelaciones en lo Criminal y Correccional -la misma que está juzgando a las tres primeras juntas militares de la dictadura- declaró constitucionales tres de las órdenes de arresto decretadas bajo el estado de sitio: las del coronel Oscar Guerriri, el capitán Leopoldo Cao y el periodista Daniel Rodríguez.Por tercera vez en ocho días se ha ordenado la detención de estas tres personas; el jefe y el oficial se presentaron voluntariamente en sus acuartelamientos; se desconoce, por el momento, el paradero del periodista. Para la tarde de ayer se esperaba que la cámara federal se pronunciara sobre otras peticiones de hábeas curpus que cobijan a otros ocho reclamados por el poder ejecutivo. El ex general Suárez Mason, obviamente, no puede buscar ningún amparo judicial, al encontrarse prófugo.

En la noche del domingo al lunes se produjo una nueva explosión -sin víctimas- en el céntrico gimnasio de María Amuchástegui, conocida presentadora en la televisión matinal de un programa de ejercicios gimnásticos, y el Canal 9 -el único privado de la capital federal- y Radio del Plata -en la provincia de Buenos Alres- sufrieron amenazas de bomba. La información oficial atraviesa periodos de desmayo o ignorancia y aún no ha sido posible confirmar si la última explosión fue una bomba o un escape de gas ciudad, y aun menos comprobar rumores autorizados sobre la incautación de armamento en un almacén del puerto de Buenos Aires. El caso es que en las pesadísimas, bochornosas y húmedas noches de esta primavera porteña se está poniendo de moda aliviarse en los balcones aguzando el oído hacia las explosiones ensordecidas por el espesamiento del aire.

Respecto al alertamiento del Gobierno sobre la conjura, el, ministro uruguayo de Defensa, general Juan Vicente Chiarino, principal colaborador de la dictadural, ha declarado que desconoce up supuesto apoyo de los servicios secretos uruguayos al SIDE argentino (Servicio de Informaciones del Estado),en relación con la reciente oleada de violencia terrorista.

El vicepresidente brasileño, Ulyses Guimaraes, expresó por su parte la, preocupación del presidente, José Sarney, sobre un reflejo golpista en su país en caso de debilitación o receso de la democracia argentina.

La Prensa brasileña insiste en un eje conspirativo Miami (anticagtristas) Sao Paulo (logia masónica P-2), cuyos jefes operativos serían los ex generales Guillermo Suárez Mason, argentino, y Luis García Meza, boliviano, y que estaría estructurando parte del narcotráfico y la mercadería ilegal de armas en el subcontinente con el objetivo final de reedificar la logia P-2 en Brasil y voltear o al menos controlar las débiles democracias del Cono Sur.

El estado de sitio ha caído con el peso de una pluma sobre la ciudadanía; para bien o para mal, con acierto o descierto, el Gobierno sólo quiere poner presos por 60 días a cierto número de civiles y militares comprometidos en una conjura desestabilizadora.

La vigilancia visible callejera es la habitual, los mítines partidarios de cierre de campaña electoral se celebran en absoluta libertad, y por los canales de la televisión capitalina aún intervenidos por el Estado -a la espera de una ley regularizadora de transmisión de noticias por medios electrónicos- un ignoto político extraparlamentario afirma que el primer terrorista argentino es el Propio presidente Raúl Alfonsin.

Los enviados especiales de las televisiones extranjeras aterrizados sobre Buenos Aires en una consecuente búsqueda de imagenés callejeras de tensión militar no

otra cosa que el viejo_tanque Sherman encastrado sobre una rampa de cemento, pieza de museo exhibida en los jardincillos del edificio del comando en jefe del Ejército.

Solidaridad con el Gobierno

La mayoría de los líderes políticos con representación parlamentaria se han solidarizado con el Gobierno en su resistencia al terrorismo desestabilizador, pero han sido unánimes y severos en la condena de la torpeza de los equipos legales de la Cala Rosada y el Ministerio del interior, incapaces por impericia o sabotaje de interpretar sólidamente la Constitución y la ley de hábeas corpus, y dando pie a la judicatura no democrática a presentarle una batalla leguleya al presidente.

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