"Esto está virando
hacia una situación a la mexicana, con un Partido Revolucionario Institucional
(PRI) brasilero. Ahora queda un único partido comandando la nación". Con
estas palabras admitía el domingo su derrota el empresario Erminio de Moraes,
candidato a la gobernación de Sao Paulo bajo el Partido Trabalhista brasilero y
con el amparo tácito del presidente José Sarney.
En la tarde de ayer estaba
confirmada la victoria del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB)
de Ulysses Guimaraes en 19 de los 23 Estados brasileros, entre ellos Río de
Janeiro y Sao Paulo: se tardará días en dilucidar el ganador en Minas Gerais
-el tercer Estado clave de la República- por la escasa diferencia entre Newton
Cardoso (PMDB) e Itamar Franco, del Partido Liberal. Por su parte, el Partido
del Frente Liberal (PFL), socio con el PMDB en la Alianza Democrática que
gobierna el país, se ha asegurado las gobernadurías de Sergipe y Río Grande do
Norte.Las proyecciones sobre la composición de la Asamblea Constituyente dan el
control de la coalición gubernamental sobre un 80% de los escaños y, dentro de
la coalición, la mayoría absoluta al PMDB. Más que una victoria del partido de
Ulysses Guimaraes cabe hablar de un holocausto popular en las filas de la
oposición populista radical y de la derecha más conservadora y ligada a la dictadura,
representada por el Partido Demócrata Social de Paulo Maluf.
El presidente Sarney, desde
Brasilia, ha intentado arrimar el triunfo al palacio de Alvorada aduciendo que
"ésta es la victoria del Plan Cruzado", estimulado por él y por su
Gabinete y dominado por hombres del Partido del Frente Liberal. Ulysses
Guimaraes contraatacó con sutileza: "Los ministros del PFL derrotados en
sus Estados deberán considerar el rechazo que han merecido. La gran bandera
para esta victoria fue el cambio, y para que haya cambio es necesaria la
voluntad política del presidente de la República para hacerlo". El cambio
al que se refiere Guimaraes implica a corto plazo la remodelación del Gobierno
dando preponderancia a ministros del PMDB sobre los del PFL. Y Guimaraes insiste:
"O hacemos el cambio o nos cambiarán a nosotros".
A medida que se completan
los cómputos electorales, la derrota del candidato brizolista a la Gobernación
de Río de Janeiro, Darcy Ribeiro, frente al pemedebista Moreira Franco crece espectacularmente
y puede terminar suponiendo una distancia de medio millón de votos. Las
perspectivas presidenciales de Lionel Brizola, ya ciudadano particular y sin el
control de un Estado, son harto débiles. La carrera política de esta especie de
Perón brasilero, quien, como gobernador de Río Grande do Sul, intentó en 1964
resistir el golpe militar movilizando a la policía riograndense, largos años
exiliado en Uruguay, parece tocar a su fin.
La movilización electoral ha
sido masiva, estimándose la abstención en un 7%-8%, mayoritamente técnica, dado
que en Brasil se pierden los derechos cívicos si no se vota. Bastante más
considerable resulta el porcentaje de votos nulos dada la ignorancia del
electorado y la complejidad de estos comicios.
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