18/11/86

Los perdedores de las elecciones brasileñas advierten contra una 'mexicanización' del país (18-11-1986)

"Esto está virando hacia una situación a la mexicana, con un Partido Revolucionario Institucional (PRI) brasilero. Ahora queda un único partido comandando la nación". Con estas palabras admitía el domingo su derrota el empresario Erminio de Moraes, candidato a la gobernación de Sao Paulo bajo el Partido Trabalhista brasilero y con el amparo tácito del presidente José Sarney.

En la tarde de ayer estaba confirmada la victoria del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) de Ulysses Guimaraes en 19 de los 23 Estados brasileros, entre ellos Río de Janeiro y Sao Paulo: se tardará días en dilucidar el ganador en Minas Gerais -el tercer Estado clave de la República- por la escasa diferencia entre Newton Cardoso (PMDB) e Itamar Franco, del Partido Liberal. Por su parte, el Partido del Frente Liberal (PFL), socio con el PMDB en la Alianza Democrática que gobierna el país, se ha asegurado las gobernadurías de Sergipe y Río Grande do Norte.Las proyecciones sobre la composición de la Asamblea Constituyente dan el control de la coalición gubernamental sobre un 80% de los escaños y, dentro de la coalición, la mayoría absoluta al PMDB. Más que una victoria del partido de Ulysses Guimaraes cabe hablar de un holocausto popular en las filas de la oposición populista radical y de la derecha más conservadora y ligada a la dictadura, representada por el Partido Demócrata Social de Paulo Maluf.

El presidente Sarney, desde Brasilia, ha intentado arrimar el triunfo al palacio de Alvorada aduciendo que "ésta es la victoria del Plan Cruzado", estimulado por él y por su Gabinete y dominado por hombres del Partido del Frente Liberal. Ulysses Guimaraes contraatacó con sutileza: "Los ministros del PFL derrotados en sus Estados deberán considerar el rechazo que han merecido. La gran bandera para esta victoria fue el cambio, y para que haya cambio es necesaria la voluntad política del presidente de la República para hacerlo". El cambio al que se refiere Guimaraes implica a corto plazo la remodelación del Gobierno dando preponderancia a ministros del PMDB sobre los del PFL. Y Guimaraes insiste: "O hacemos el cambio o nos cambiarán a nosotros".

A medida que se completan los cómputos electorales, la derrota del candidato brizolista a la Gobernación de Río de Janeiro, Darcy Ribeiro, frente al pemedebista Moreira Franco crece espectacularmente y puede terminar suponiendo una distancia de medio millón de votos. Las perspectivas presidenciales de Lionel Brizola, ya ciudadano particular y sin el control de un Estado, son harto débiles. La carrera política de esta especie de Perón brasilero, quien, como gobernador de Río Grande do Sul, intentó en 1964 resistir el golpe militar movilizando a la policía riograndense, largos años exiliado en Uruguay, parece tocar a su fin.

La movilización electoral ha sido masiva, estimándose la abstención en un 7%-8%, mayoritamente técnica, dado que en Brasil se pierden los derechos cívicos si no se vota. Bastante más considerable resulta el porcentaje de votos nulos dada la ignorancia del electorado y la complejidad de estos comicios.

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