La tendencia del lentísimo
escrutinio de las elecciones legislativas y estatales celebradas en Brasil el
pasado sábado, 15 de noviembre,confirma todos los pronósticos previos a la
votación: crecimiento espectacular del ya mayoritario Partido del Movimiento
Democrático Brasileño (PMDB) de Ulysses Guimarães; el retroceso de su socio en
el Gobierno, el Partido del Frente Liberal (PFL), inspirado por el presidente
José Sarney, y la derrota de los hombres de Lionel Brizola (Partido Democrático
Trabalhista, PDT) en la puja por la gobernación de Río de Janeiro.
El recuento de los votos,
afectado por la dudosa legalidad de muchos de ellos y por la nulidad de otros
tantos, está deviniendo en los trabajos de Hércules y al menos serán precisos
tres días para tener resultados detallados y solventes; pero las proyecciones
realizadas por el instituto Gallup y las centrales de los principales partidos
sobre los primeros escrutinio; no dan lugar a dudas sobre el triunfo neto del
Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMBD)La oposición por la derecha
y la izquierda a la coalición gubernamental PMDP-PFL, sólo puede aspirar en la
asamblea constituyente a un 20% de representación.
El retroceso del PFL
respecto de su socio gubernamental convierte a Ulysses Guimarães en decisor de
la próxima Constitución de la República.
El PMDB se ha asegurado
también las gobernadurías del triángulo de las Bermudas donde se cuece la
política brasileña: los Estados de Río de Janeiro, Minas Gerais y São Paulo.
Las dos grandes lizas electorales lo fueron por el primero y el último. En Río,
el pemedebista Wellington Moreira Franco, sociólogo, aparece como ganador con
más del 40% de los votos, seguido del brizolista, el antropólogo Darcy Ribeiro,
que no obtendrá más del 37%.
La querella electoral
proseguirá por tiempo en el Estado carioca, dado el desorden técnico de una
jornada electoral en la que ni siquiera se llegaron a constituir mesas de
votación en grandes favelas -suburbios urbanos de pobreza extrema-, feudos del
brizolismo. Pero la gobernación de Río se ha perdido para el socialismo moreno.
El error de Brizola
Se estima que Brizola erró
al convertir la disputa por Río en un enfrentamiento entre él y el presidente
Sarney, pretendiendo desconocer que, mal que pese, este último ha logrado en
menos de dos años y contra todo pronóstico y toda lógica una notable
popularidad. Brizola,
gobernador saliente de Río, ya ha anunciado su intención de fijar residencias
en São Paulo y Brasilia para combatir al nuevo gobernador pemedebista del gran
Estado brasilero y para seguir postulando su candidatura presidencial.
En São Paulo ya tiene
perdida la elección Erminio da Morães, primer empresario privado brasilero y
candidato auspiciado por el presidente Sarney. Con al menos el 38% de los
votos, emerge como gobernador el candidato del PMDB, Orestes Quercia. El
incansable e incombustible -por más que se reduzca a cenizas en cada elección- Paulo
Maluf, primera fortuna familiar brasileña, virtuoso de la corrupción, ex
gobernador paulista y candidato presidencial derrotado por Tancredo Neves en
enero de 1985, ha quedado en tercer lugar, con un 22% de sufragios.
Lo destacable de las
elecciones a gobernador por São Paulo
es el enfrentamiento entre
Guimarães y Sarney apoyando candidaturas distintas. El primero se ha alzado con
su candidato.
Por lo demás, en la mayoría
absoluta de los 23 Estados federados se perfila el triunfo de los aspirantes a
gobernador por el PMDB, que contarán asimismo, dentro de las distintas
coaliciones estatales, de mayoría legislativa en cada una de las asambleas
estatales. Ulysses Guimarães ponía ayer en la mañana ante las cámaras de la red
de televisión Bandeirantes el dedo en la llaga: "Un mandato
de seis años para el actual presidente me parece demasiado.
Rotundo fracaso
Indudablemente el intento de
José Sarney de ampliar sus márgenes de maniobra fortaleciendo electoralmente al
PFL ha fracasado rotundamente y ya sólo cuenta como respaldo de su sillón con
su popularidad rápidamente adquirida por la implementación del Plan Cruzado, su
mandato legal aunque no democrático, y el temor -más interesado que fundado- a
una nueva intervención militar.
Los comicios se han llevado
a cabo sin incidentes dignos de mención, excepto uno probablemente reclamado
del superrealismo político-militar.
Avances intelectuales
El ex
presidente João Baptista Figueiredo, último mandatario de la dictadura, se
mostró al votar fanático partidario de unas elecciones presidenciales directas
e inmediatas. "¿Por qué no dan las directas, ya, tanto como las
prometieron?", preguntó. "Como cidadão, eu também quero as directas,
ja". El pueblo brasilero se congratula de los avances intelectuales de su
último dictador convertido en ciudadano
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