17/11/86

Un paso nada fácil (17-11-1986)

La recuperación de una democracia civil en Brasil, tras 21 años de dictadura militar, no es tarea fácil. Luego de la elección presidencial indirecta por un colegio legislativo no democrático de Tancredo Neves, el infatigable y malogrado hacedor de pactos del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), un paso se ha dado con las elecciones del sábado, pero un paso nada fácil.El (PNIDB), 20 años en la opesición a la dictadura, partído mayoritario absoluto, dirigido por el respetado Ulysses Guimaraes, no es, en buena lógica, un partido.Sigue siendo aquella colcha de retazos que fruncieron Giomaraesy Neves el paraguas bajo el que se refugiaron del chaparrón militar comunistas, democristianos, liberales y conservadores y, en, general, la mayoría del espectre dernócrata. Todos juntos y, adernás, revueltos. Les rnantiene unidos la situación de Brasil en calidad de libertad gilada y la habilidad y peso moral de Guimaráes.

El minorítario Partido del Frente Liberal (PFL) y el presidente José Sarney completan el diricil equilibrio de esta Administración semidemocrática. Sarney, más que muchos otros que así se titularon, sí que puede afirmar que es presidente por la gracia de Dios que se llevó a Tancredo Neves a los cielos, donde, sin duda, sientan plaza todos los negociadores de buena voluntad. Pero, pese a su pasado antidemocrático, ha ocurrido con él lo que con tantos hombres mediocres elevados por el destino a puestos de magistratura en tiempos de crisis: ha crecido, ha dado la talla que no se sospechaba.

Los hombres de Guimaráes y Sarney habrán de redactar ahora una Constitución moderna que prevea los problemas inabarcables de Brasil en estos umbrales del siglo XXI. Pero la discusión inmediata estriba en la reducción del espúreo mandato presidencial de seis años -que ya Tancredo Neves había prometido reducir a cuatro- y convocar lo antes que la prudencia permita unas presidenciales directas.

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