El Gobierno radical ha
ofrecido su renuncia al presidente Raúl Alfonsin tras el holocausto electoral
del pasado domingo. No existe en Argentina la figura formal del Consejo de
Ministros con sus reuniones periódicas y actas: el presidente despacha individual
o colectivamente con sus ministros según sus propios criterios. Alfonsín
permanece en la, quinta presidencial de Olivos y aún no ha formulado
declaraciones públicas. En su residencia oficial ha recibido a sus ministros y
principales colaboradores; los primeros, sin excepción, han ofrecido sus
renuncias, lógicas y obligadas, ante la situación de virtual ingobernabilidad
del país tras las elecciones parciales del pasado domingo.
La Unión Cívica Radical no
sólo ha perdido la exigua mayoría parlamentaria que le permitió precariamente
gobernar desde 1983, sino que ha perdido hasta el quórum en la Cámara de los
diputados. Sus 130 diputados de 1985 -últimas elecciones parciales- han
descendido a 117 -sobre un total de 254-, de los que cinco son extrapartidarios,
aliados coyunturales del radicalismo.El justicialismo ha ascendido de 101 a 105
diputados -un extrapartidario- y ha hecho una excelente elección en todo el
país y no sólo en la provincia de Buenos Aires. El mapa de la República
Argentina es peronista, y los radicales sólo retienen a duras penas su
hegemonía en la capital federal y en Córdoba, la segunda provincia del país.
Teniendo en cuenta que el
peronismo ha ido a estas elecciones multidividido y sin una dirección unitaria
-el partido es presidido por una señora que vive en Madrid-, su triunfo es
doblemejite destacable y meritorio.
El escasísimo margen de
maniobra de Alfonsín se ha visto reducido a cero. Sus grandes proyectos de
largo aliento como la reforma de la Constitución o el traslado de la capital
federal para el poblamiento del sur patagónico son ya letra muerta. El Gobierno
radical, en mayoría y esgrimiendo el 52% de los votos obtenidos en octubre de
1983, ha tenido que soportar en tres años y medio nada más que ocho huelgas
generales decretadas por los sindicatos peronistas y las vísperas de la
elección del domingo fueron una prueba de fuego para la paciencia de los
argentinos: huelgas sectoriales y salvajes paralizaron las comunicaciones
aéreas, el servicio de taxis, las conexiones telefónicas urbanas e
internacionales y el suministro de gas doméstico en pleno invierno austral. Los
sindicatos ferroviarios llegaron a convocar su huelga para el pasado fin de
semana y sólo la desconvocaron cuando se les convenció de que su decisión podía
perjudicar el libre ejercicio del voto y ser tenida por antidemocrática.
La lógica de las cosas
permite suponer que Italo Argentino Lúder, el candidato peronista derrotado por
Alfonsín en 1983 y ahora primer diputado justicialista por la provincia de
Buenos Aires, presidirá antes o después la Cámara de los Diputados, erigiéndose
así en la tercera. figura política de la República. La misma lógica permite
deducir que elperonismo renovador, encabezado
por el inmediato nuevo gobernador de Buenos Aires, Antonio Francisco Cafiero,
es el llamado a dirigir la reunificación y resurgimiento del peronismo.
El horizonte electoral
presidencial está muy próximo -1989- y será normal que Cafiero o Lúder opten
dentro de dos años por la presidencia de la República.
Alfonsín ha dicho por activa
y por pasiva que no desea la posibilidad de su reelección -los presidentes
argentinos no pueden ser reelectos y la pretendida reforma constitucional de
los radicales apuntaba a corto plazo a un posible papel de Alfonsín como primer
ministro- y aunque es un luchador nada depresivo, todo se le ha puesto muy
difícil para su continuidad en el poder. Angeloz, gobernador de Córdoba, podría
de aquí a dos años sustituirle en el liderazgo.
La crisis institucional se
achaca a la política económica de los radicales. Ésta se ha asentado sobre dos
patas: renuncia a la demagogia de denunciar la deuda externa, lo que le ha
permitido renegociarla con bastante comodidad y evitarle al país la represalia
de los acreedores, y una batalla interior contra la hiperinflación que, entre
altas y bajas, ha rebajado de más del 31% mensual al 13%.
Los argentinos, sumidos en
una crisis económica excepcional, fruto del proteccionismo comunitarlo y
estadounidense sobre: las importaciones alimenticias -España tiene la mitad de
la deuda externa argentina, carece de petróleo y no es autosuficiente en la
obtención de uranio enriquecido, y no sufre el coste de su deuda-, han decidido
legítirnamente y en su.justo derecho cambiar de caballos en la mitad del río.
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