A sus 89 años falleció en
Buenos Aires quien probablemente era el decano de los corresponsales de prensa
en el mundo: Pedro Massa, un caballero ejemplar, corresponsal de Abc y acaso el último en marcharse de los
gobernadores que nombró Manuel Azaña como presidente del Gobierno en la II
República Española.
Abogado, periodista,
ensayista, comediógrafo, traductor y adaptador de obras teatrales, promotor y
director de editoriales literarias, historiador, fue uno de los grandes -y
también de los grandes desconocidos- del periodismo español. En 1932 ganó el
Premio Mariano de Cavia, y en 1935, el Luca de Tena, ambos de la casa Abc. Republicano, fue designado por Azaña
en 1933 gobernador civil de Huesca.
Un año después de estallada
la guerra civil se expatrió, junto a su esposa y una hija de corta edad,
primero a Francia y después a Argentina, donde ha terminado sus días. A su obra
periodística y literaria desarrollada en Buenos Aires hay que sumar todos sus
trabajos en la Asociación Patriótica Española, entidad civil fundada en
Argentina en 1898 por emigrantes con el objeto original de regalar a la Armada
española un acorazado para la guerra con Estados Unidos, en cuya sede anteayer
estábamos velándole, como antaño se hizo en el mismo lugar con los restos de
Ramón Gómez de la Serna.
Tuvo la rara modestia de
calificarse a sí mismo como "autoexiliado" y jamás se enzarzó en las
peleas ultramarinas entre rojos
y nacionales;gozaron de su amistad y su paciencia desde comunistas hasta
falangistas en tanto en cuanto fueran hombres de bien. Republicano cabal, le
vimos por última vez con vida en la embajada de España: ya muy viejito y con
dificultades para caminar sin ayuda, se tomó la molestia de no rechazar una
invitación oficial para festejar el santo del Rey.
Fue un gran hombre,
frustrado, como tantos, por el cainismo español, pero tocado por la gracia de
los que desconocen la miseria del rencor. Descanse en paz.
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