5/7/07

El último debate (5-7-2007)

Ha sido el último debate de esta legislatura. Loado sea el Señor. Parece diseñado para favorecer al presidente careciendo éste de límites temporales para sus réplicas y sus dúplicas. Pero es que éste abusa de la largueza que se da y se presenta en el arengario con resmas de folios que lee despreciando la oratoria y adormeciendo a Sus Señorías.

El presidente debe exponer el estado de la Nación, con sus claros y oscuros, proponiendo su política para enderezar el carro. Rodríguez Zapatero (al igual que sus antecesores) ha vomitado sobre la Cámara un tsunami de datos, referencias, cifras, estadísticas, que le proporcionan los ministerios y su oficina económica. Ni él entendía lo que estaba leyendo, empero el propósito era retratar a España como a un cohete económico hacia el infinito, allí donde los pensionistas atan a sus perros con longaniza.

Ya dijo que en breve tendríamos la renta por cabeza de Alemania, y ahora promete pleno empleo para la próxima legislatura, para lo que habrá de dividir por más de dos el paro actual. Aunque fuera con empleo precario, eso se lo debió exigir Rajoy por escrito y firmado ante notario.

Tiene razón éste recordándole que a veces crece la economía sin que nadie haga nada. Tras el Gran Apagón de Nueva York-Washington subieron las Bolsas porque se habían caído los sistemas informáticos del Gobierno y éste no pudo enredar por unas horas.

El debate comienza cuando el jefe de la oposición toma la palabra después de tanto cha-cha-chá. Mariano Rajoy parecía el convidado de piedra y dio tres golpes de aldabonazo sobre dos cuestiones: dar publicidad a las actas de las reuniones Gobierno-ETA o, en su defecto, adelantar las elecciones.

Tres veces clavó el clavo y se supone que tiene buena información, pero, ¿es que estos charcuteros levantaban actas de sus reuniones secretas como si estuvieran sentados en un consejo de administración? Si esto es verdad ya publicará Gara las actas cuando le convenga a la banda, y serán un baldón para ZP al que ya se podrá llamar felón, sin exceso.

En un momento cursi y enfático, Zapatero ofertó 2.500 euros por bebé nacido en España; Rajoy subió la apuesta a los 3.000 prometidos en su programa; y temí que el presidente alzara la puja: «3.500 si es varón».

¿No saben estos padres de la Patria lo que cuesta un bebé hasta los 18 años? Tales aguinaldos cubren los primeros dodotis y un poco de leche maternizada. No evalúo estos debates como un pugilato; sólo supongo que este estado de la Nación es el último para Zapatero, si pierde, y el último para Rajoy si no gana.

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