La vista por los sucesos del 23-F quedó aplazada hasta el próximo
lunes en la sesión de ayer que se prolongó durante una hora y media, tiempo en
el que leyeron sus informes los letrados Hernández Griñó, defensor del teniente
Santiago Vecino, tras la renuncia de éste a su anterior defensor, Alfredo
Nieto, y Manuel Novalvos abogado del también teniente de la Guardiá Civil,
Manuel Boza. Hernández Griñó insistió, a lo largo de su exposición, en los
conceptos ya utilizados por el mismo letrado en su defensa del teniente Ramos
Rueda, en el sentido de que su patrocinado no tenía ánimo delictivo al acudir
al Congreso, por lo que pidió su libre absolución. El letrado Novalvos señaló,
por su parte, que la única prueba que existe de que su defendido, Manuel Boza,
agrediera al teniente general Gutiérrez Mellado durante al asalto al Congreso
era que áquel aparece en segundo plano en una fotografía. Por lo demás, la
sesión de ayer registró la ausencia de siete procesados en Campamento.
La tropa de Campamento
comienza a parecerse peligrosamente a la tripulación conradiana de un velero
desarbolado, sin gobernalle y a la merced de los señores de los vientos. Ayer
hubo reyerta verbal y reto, y se detectó una epidemia de rubeola. Sólo nos
falta el escorbuto para ganar plaza en las gacetillas marítimas como navío
fantasma o en trance de darse por perdido, o enarbolador del gallardete
amarillo de los buques infectados. La rubeola -peor que la amenaza de un par de
bofetadas- sentó sus reales la pasada semana entre varios soldados de
Campamento, ya hospitalizados, y, ayer algunas señoras comentaban preocupadas
su reciente adquisición de infartos ganglionares, ronchas, sarpullidos, manchas
extrañas sobre sus epidermis, propias de una amenaza infectocontagiosa. Lo
dicho: la atmósfera mefítica, sólida, pesada y aplastante del buque fantasma
perdido en el calmón de algún mar que no figura en las cartas de marear.La
reyerta fue matinal y sin mayor importancia. Nieto Funcia (defensor del teniente
de la Guardia Civil Santiago Vecino) accedió temprano a Campamento, en suMercedes de siempre y acompañado por un hijo y
dos nuevos compañeros: la escolta policial que le han asignado desde la noche
del lunes. El Tribunal y el jefe de la Relatoría del Ejército le informaron
oficialmente de la renuncia de su defendido a sus servicios, firmó la
aceptación y con la toga en su bolsa de damasco rojo enfiló tranquilo la puerta
de salida. Pardo Gayoso, coronel y abogado, ayudante de la defensa de Tejero,
falangista con añoranzas ácratas, ex-gobernador civil de Jaén, hombre inmenso
que presume de puntería y de resolver las querellas a la usanza de los hombres
machos, le tildó de cerdo. A más del reto físico final. Nieto Funcia se vió
rodeado de periodistas -"Míralos como van a bailarle el agua"-,
relajado y sonriente, cuando una señora casi le pasa por la cara un ejemplar de Diario 16 que insertaba en su primera página su
fotografía y su caso. Nada. Vocerío de cubierta. Y el comentario de 1 abogado
Nieto sobre la amabilidad del Tribunal y su excelente disposición hacia los
tenientes de la Guardia Civil envueltos en esta causa.
Fue sustituido (se hizo una
gestión sin éxito para que el abogado Manuel Novalvos se ocupara del informe)
por el teniente de aviación y letrado Hernández Griñó, quien despachó la
papeleta en diez minutos, con voz neutra y remifiéndose a lo dicho a cuenta de
su propio defendido. La verdad es que no son precisos grandes esfuerzos procesales
con los tenientes de la Guardia Civil. Está cantado que con la prisión preventiva ya
cumplida y públicas las sentencias, se marchan a la calle.
Manuel Novalvos, el último
informante del proceso (defensor del teniente de la Guardia Civil Boza
Carrasco) es uno de los abogados típicos que han venido a esta causa a hacer
Derecho. Jovial, protagonista como padre de un natalicio tardío entre la
tripulación de Campamento, profesor de clases nocturnas en su Facultad, además
no cobrará su minuta. Quiere la experiencia y el pasar por un juicio histórico.
Allá él si, como otros de la misma línea profesional, archivan sus minutas en las carpetas
del lucro cesante. Puede que sus defendidos carezcan de posibles, pero en la
trastienda de la asonada de febrero hay dinero para pagar algo más que minutas
millonarias. Tal como están las cosas es preferible que la financiación se
drene hacia los profesionales de la toga.
Buena defensa, pulcramente
trabajada, que obvia la menor politización, desdeña el manido estado de
necesidad y se aferra al palo de mesana de estos alegatos en favor de los
tenientes: que obedecían órdenes legítimas. O al menos de sus mandos legítimos.
Aduce como eximentes la obediencia debida y el haber despuesto armas sin hacer
uso de las mismas. En un celo profesional que le honra, pero que no deja de ser
un exceso, pide para su defendido la aplicación del artículo 121 de la
Constitución, para que se le reparen económicamente los daños y perjuicios
sufridos por lo que tiene como "clarísimo error juidiciál". Como los
demás tenientes, Boza Carrasco saldrá con bien de esta, pero conviene resistir
tenazmente la tentación creciente en Campamento de repartir sobres, parabienes
y medallas.
Hoy hace tres meses que bajo
una inmisericorde manta de lluvia buscábamos por la carretera de Extrernadura
la dudosa dirección del Servicio Geográfico del Ejército. El dato retrata la
barbaridad política de procesos militares, tan dilatados. Un alto funcionario,
agostado por el tormentón que estos días ahoga Madrid, apuntaba": ¿Pero os
acordais que aquí vinimos con abrigo?".
La lentitud ha servido para
todo. Esposas de procesados han redactado cartas personales, de mujer a mujer,
a las esposas de los consejeros del Tribunal. En síntesis: "Mi querida
amiga: como mujer perteneciente como tú a la familia militar te ruego te unas a
mis oraciones para que tu marido sea capaz de dictar una sentencia justa en
esta causa...". Los niños en los mismos colegios, pobladores de las mismas
viviendas, compradores del mismo economato y farmacia militar... y con la
solidaridad femenina trabajando en las intimidades para la noble causa. Habrá
que sentirlo por los niveles de adrenalina de los oficiales generales
consejeros que forman el Tribunal. Mueve a sorpresa que el capitán de este
navío, metido casi a la fuerza en el camarote del "Gómez Ulla",
recuperado ya de su úlcera "de siempre", haya pretendido volver al
puente de esta embarcación. Muy probablemente los buenos oficios de Pedrol
Rius, decano de la abogacía española, hayan convencido al teniente general
Alvarez Rodríguez de que no retomara la presidencia efectivadel juicio.
¿Qué nos queda? El próximo
lunes, al calor de los resultados electorales andaluces, dirá el fiscal si hace
uso de su derecho de réplica. Si hace tal abre a las defensas la posibilidad de
la dúplica y entraremos en otra derrota ininteresante y dilatoria. Presumiblemente
renunciará a ese último turno o será muy breve. El caso es que aquí ya no hay
más tela que cortar. Después se concederá la palabra a los justiciables por si
tienen algo novedoso que aportar en su descargo. Tiembla el misterio. Muchos
están a la máquina llenando folio tras folio. De voces, aplausos y
gesticulación para la galería no nos libra el zozobrar final de la travesía.
Luego el Tribunal tiene ocho días hábiles para dictar sentencia. Se reunirán
donde decida Gómez de Salazar, presidente en funciones. Se les ha aconsejado,
por razones de seguridad fisica e informativa, la reclusión en algún parador
nacional. Y en los primeros días de junio los abogados defensores serán
requeridos a la sede del Consejo Supremo de Justicia Militar para oir las
sentencias. Al tiempo los periodistas serán citados -puede que en el propio
Campamento- para dar publicidad a las mismas. Esta nave de locos, apestada, sin
jarcias, agotada, entre miradas y palabras de jaque, pintará la cruz de su
última marcación en su extraña y errática singladura.
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