18/2/15

EL BLOQUEO QUE NUNCA EXISTIO (18-2-2015)

La única vez desde su independencia en que Cuba quedó sometida a bloqueo fue durante la crisis de los misiles bajo la Administración Kennedy en 1.962, y aun así la US Navy solo interceptaba buques soviéticos portadores de balística nuclear. El llamado bloqueo cubano, que nunca existió, es mercadotécnia  política para uso interno utilizada “ad nauseam” para justificar el doble derrumbe de la economía castrista: el modelo propio y la caída de la URSS y el socialismo real en Europa. 

Un demócrata como Bill Clinton firmó en 1.996 la Ley de la Libertad Cubana y  Solidaridad Democrática, conocida por Ley Helms-Burton por sus promotores el senador por Carolina del Norte y el representante por Illionis.  La Ley tenía un origen criminal: el derribo por cazabombarderos cubanos de dos aviones civiles desarmados de “Hermanos al rescate” en busca de balseros a la deriva entre la isla y Florida. No hubo supervivientes. La Helms-Burton no establecía sanciones sino hipotéticas represalias legales contra terceros que comerciaran  con  Cuba o la prohibición a sus directivos de ingresar en EE.UU. Represalias de helado de nata pasado por el microondas. Ni la hotelería española ha abandonado sus controlados negocios en Cuba, ni “Iberia” ha dejado de volar a La Habana, ha florecido el turismo canadiense, y Venezuela sigue suministrando a la monarquía castrista petróleo regalado o a precio de amigo. Cuba tiene un problema más serio ante el Tribunal Internacional de Pagos, de Nueva York, porque jamás ha  sufragado las deudas de sus expropiaciones revolucionarias, desde Bacardí a Dadidoff.  Franco tenía una extraña y psicoanalítica debilidad por Fidel Castro y lo único que logró para resarcir a los despojados acreedores españoles fue una oferta de pago en retretes excedentes de un envío solidario chino. El bloqueo cubano consiste en la erradicación de la propiedad privada, una economía basada en el periclitado azúcar que no usan ni para mover los vehículos con alconafta, la morosidad y el impago internacional como sistema,  sin otras divisas que las del turismo sexual y  de los “gusanos” del exilio.


Pero si Bergoglio, Pancho para los argentinos, ha bendecido esta normalización de relaciones entre Washington y La Habana, no  cabe hacer muchas objeciones, aunque el Congreso estadounidense, de mayoría demócrata, es deseoso de ponerle trabas a Obama, tal como este principio de acuerdo con Raúl Castro a cambio de un par de presos no llena de gozo al amplio exilio de Miami. Pero si en Hanoi hay Embajada estadounidense y embotelladora de “Coca-Cola” el bloqueo que nunca existió debe difuminarse como leve neblina y colocar al paleolítico castrismo ante sus necesidades reales. Con excepción de nuestro admirado Gaspar Llamazares, doctor y comunista, nadie viaja a Cuba a estudiar Medicina o curarse un cáncer. El alto nivel de mortalidad oncológica cubana obedece a que no tienen dinero para pagar la carísima farmacopea multinacional. Pese a 60 años de fracaso del nuevo órden comunista la dinastía Castro (como la norcoreana) solo ha logrado bajar el listón del reparto de la pobreza. Es de buen sentido que la OEA  y la UE sigan el ejemplo de Obama y limen sus reticencias hacia el caribeño Parque Jurásico que empezará a desguazarse si se ve obligado a abrir más líneas telefónicas e Internet para todos. El castrismo tendría los días contados en los cibercafés.

No hay comentarios:

Publicar un comentario