6/9/83

Aire de conspiración en la preapertura del congreso justicialista en Buenos Aires (6-9-1983)

El Congreso Nacional Justicialista se reunió anoche a las nueve, hora peninsular, tras su suspensión por 24 horas para resolver sobre los delegados de Buenos Aires (un tercio de los congresistas), hibernados políticamente por la justicia electoral. Se esperaba la rehabilitacíón de estos congresistas por parte de un juez de La Plata para que el congreso peronista pueda proclamar las candidaturas de Italo Lúder y Deolindo Bittel a presidente y vicepresidente de la nación. El fin de semana ha sido un tejer de alianzas y traiciones para terminar de asentar las futuras reparticiones de poder en el partido, pero la realidad es terca, y los nombres de Lúder, Bittel y Lorenzo Miguel, como candidatos a la gobernación del país y del partido, son prácticamente inamovibles.

La batalla interna peronista es humanamente comprensible, pero ha empañado la imagen del justicialismo: nuevas moratorias en el congreso o componendas políticas escandalosas en torno a los, candidatos darían al traste con las posibilidades electorales del partido argentino más poderoso.
Las suertes están echadas, y lbs moderados Lúder y Bittel aspirarán a la Casa Rosada, mientras los sindicalistas se reparten la primera vicepresidencia del pártido y la gobernación de Buenos Aires.

Lorenzo Miguel, jefe

Isabel Martínez de Perón será la presidenta del justicialismo, pero nadie duda que será Lorenzo Miguel el auténtico jefe partidario.Isabelitaacaso haya graduado mal la extensión de su mutismo y sus reservas, y no es la mejor su imagen de bañista silenciosa en Fuengirola mientras su partido y su país se debatenen distensiones y crisis históricas.

Sus reclamaciones económicas al Gobierno militar, al margen de su justicia, no se corresponden, además, con las preocupaciones de la inmensa mayoría de argentinos, golpeados día a día por la hiperinflación. Probablemente, una comisión del congreso peronista, una vez proclamadas las candidaturas, viajará a Madrid para volver a invitar a la señora, por enésima vez, a regresar al país, o, en su defecto, rogarla que decida su pensamiento político y sus inten.ciones.

Porque la actitud de la señora, que en un principio se reputó como discreta y digna, avanza a pasos agigantados hacia la posibilidad de convertirse en la postura del perro del hortelano, que ni comía ni dejaba comer.

Por lo demás, su regreso mil veces anunciado y mil veces desmentido, las especulaciones sobre sus escalas previas en Panamá, en Uruguay o en Paraguay, los rumores sobre sus hipotéticas transacciones con la Junta Militar, las fotos de Fuengirola, los coroneles croatas que surgen en su entorno, la total ausencia de información solvente y seria hasta en la cúpula de su propio partido, han convertido la supuesta operación retorno en remedo de vodevil del que hacen chanza los mejores humoristas de Buenos Aires.

De lo trágico a lo ridículo sólo hay un paso, y no pocos peronistas estiman que ya se ha dado. Todo está dispuesto para que Isabelita sea indultada el jueves.

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