5/9/83

Prosigue la negociación interna en el peronismo, que reanuda esta tarde su congreso en Buenos Aires (5-9-1983)

Hasta las 16.00 horas de hoy (nueve de la noche, hora peninsular española) no está previsto la reanudación del congreso nacional justicialista, dejado en suspenso por 24 horas el sábado pasado poco después de su iniciación. A primera hora de la tarde del sábado, el congreso inició sus trabajos al alcanzar quórum la asamblea, pese a la ausencia de los 235 delegados de la provincia de Buenos Aires y de la delegación de Salta, también sometida a intervención judicial.Pero la ausencia de los bonaerenses -un tercio del congreso- aconsejó finalmente la moratoria hasta hoy, en espera de una decisión inminente de la justicia electoral o de un pacto político entre las partes enfrentadas.

El fin de semana fue un continuo y febril trajín de negociaciones cruzadas infructuosamente. En principio, una embajada de la dirección del partido ofreció a Antonio Cafiero una cartera "muy importante" pero sin definir, en el futuro Gobierno peronista, a cambio de su renuncia en el pleito bonaerense frente al populista Herminio Iglesias. Cafiero se negó con el argumento de que él y sus seguidores pretenden "un peronismo de ideas, y no de caciques".

Se puso en marcha otra negociación más alambicada y en la que se reunirían otros intereses y ambiciones colaterales, al conflicto de Buenos Aires: Sustituir a Bittel por Cafiero en la candidatura vicepresidencial, con lo que se cuestionaría el ascenso, por primera vez, de un hombre de los sindicatos como Lorenzo Miguel, a la vicepresidencia del partido.

La nominación de Ítalo Lúder es tan indiscutible que su servicio de prensa ya ha distribuido su biografía como candidato presidencial. La más inestable candidatura de Deolindo Bittel, como segundo en la fórmula peronista, tiene, no obstante, notable fuerza. El peronismo del interior exige estar representado en la vicepresidencia y Bittel es el caudillo de El Chaco; Bittel cuenta, además, con el apoyo sindical. En su contra tiene los celos africanos del resto del caudillaje interior y, hasta ahora, la ausencia de los 235 delegados bonaerenses.

En la mañana del domingo la sensación imperante entre los delegados peronistas que entran y salen de las interminables reuniones que se celebran en los hoteles aledaños a la calle Corrientes, era que la justicia electoral levantaría de inmediato la hibernación de los delegados bonaerenses de Iglesias y que Cafiero accedería finalmente a "una renuncia histórica" en pro de la unidad peronista con o sin aceptación de cargos en el futuro e hipotético gobierno.

Todo en este ínterin es contingente y conjeturable, menos el deterioro de imagen sufrido por los peronistas; o, mejor escrito: la resurrección del recuerdo de sus viejos y caóticos antagonismos internos, que les impidieron gobernar ordenadamente en el pasado.

Encontronazos verbales

Por lo demás, no más allá de 1.000 peronistas, con sus bombos a cuestas, esperaban el sábado frente al Lola Membribes, donde se representa el musical Annie, las deliberaciones del congreso con mucho vocerío sincopado de "¡el congreso no decide, si Isabel no preside!" y sin mayores incidentes que algún encontronazo verbal. Las deliberaciones son a puerta cerrada y la Prensa sólo tiene acceso a un gabinete informativo, a 200 metros del teatro.El presumible programa peronista se centraría, someramente, en un fortalecimiento del poder sindical con sindicatos únicos, la supresión de la figura de los comandantes en jefe de cada arma, el abandono de la doctrina militar de "seguridad nacional"rechazo de la ley de autoamnistía, nacionalización de depósitos bancarios y mayor acercamiento a Latinoamérica y países no alineados.

Finalmente, un informe de la Fuerza Aérea estima que, respecto a España, un gobierno peronista anudaría lazos con Alianza Popular, mientras los radicales encontrarían comprensión en el PSOE y la socialdemocracia europea.

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