La máxima corte marcial
argentina elevó el martes a prisión
preventiva rigurosa la
situación de Leopoldo Fortunato Galtieri, pe núltimo presidente militar y ex
comandante en jefe del Ejército; hasta ahora, en calidad de detenido. Se espera
que en breve el almirante Jorge Anaya, triunviro en aquella Junta Militar, se
vea afectado por la misma medida.Las más solventes fuentes militares y civiles
coinciden en estimar que al menos Galtieri y Anaya serán condenados a muerte,
en el entendimiento de que el presidente Alfonsín, comandante en jefe de las
fuerzas armadas, no tiene la menor intención de fusilar a nadie y firmará la
pena sustitutoria de reclusión perpetua.
Según el Código Militar
argentino, la prisión
preventiva rigurosa se
aplica a los jefes y oficiales encausados que puedan sufrir pena de muerte,
reclusión mayor o degradación. Sus haberes y sus bienes quedan congelados,
excepto los necesarios para proveer al sustento de la esposa e hijos menores de
edad.
El hermetismo del Consejo
Supremo de las Fuerzas Armadas es total, e incluso ministros radicales
confiesan en privado y convincentemente que ignoran las intenciones del alto
tribunal militar.
No obstante, ha trascendido
que la situación judicial de Galtieri es muy comprometida al haber alterado
personalmente los planes primigenios de ocupación de las Malvinas.
Lo previsto era la ocupación
de las islas y una retirada posterior, dejando en el archipiélago una fuerza
simbólica de Policía Militar no superior a los 300 hombres. El general
Galtieri, admirador del talante y estilo del general Patton, transformó la
ocupación en permanente y aparatosa, atrayendo a la flota británica.
El brigadier Basilio Lami
Dozo parece que está encontrando en la corte marcial serias objeciones al
empleo que hizo de su aviación, y es difícil que se libre de una pena de
reclusión mayor.
Con posterioridad al juicio
por las Malvinas, que será el primero en solventarse, estos hombres, junto a
sus camaradas de las tres primeras juntas militares, habrán de afrontar el
proceso por la violación de los derechos humanos en Argentina.
La crisis castrense
originada por el enfrentamiento del brigadier Simari, comandante de instrucción
de la Aeronáutica, con el jefe del Estado Mayor conjunto, por la reducción de
los presupuestos militares, ha sido cerrada con energía: en la tarde del martes
se ofreció al brigadier optar por abandonar el Ejército o pedir el retiro
anticipado. Eligió la última instancia, y el ministro de Defensa, Raúl Borrás,
se la concedió de inmediato.
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