15/2/86

Alfonsín afirma que los juicios contra militares argentinos seguirán adelante (15-2-1986)

Fuentes oficiales argentinas matizaron ayer las declaraciones del presidente Raúl Alfonsín a la cadena de televisión estadounidense NBC en el sentido de que "habrá nuevos juicios" contra los militares que violaron los derechos humanos durante la guerra sucia contra la subversión. Portavoces de la Casa Rosada precisaron que Alfonsín se refería a las 1.700 causas abiertas ante el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (el alto tribunal castrense) y a las que se tramitan ante juzgados civiles.

De ninguna manera el presidente en su calidad de comandante en jefe de las fuerzas armadas, ordenará nuevos procesamientos por decreto. Alfonsín ya lo hizo en dos ocasiones, dentro del primer pa quete de órdenes de su mandato procesando a las tres primeras juntas militares de la dictadura y a media docena de distinguidos car niceros de uniforme, la mayoría de la plantilla de la Escuela de Mecánica de la Armada.La entrevista a la NBC está comprendida dentro de dos programas consecutivos emitidos en directo para el Today Show-10 millones de audiencia de costa a costa sobre Argentina- El presidente Alfonsín abrió las dos tandas del programa con su entrevista, en la que afirmó que "... en su momento esto se va a agotar -por los juicios contra las fuerzas armadas- No es bueno que una sociedad viva siempre mirando hacia el pasado, mucho menos con espíritu de revancha. Pero aquí también será la justicia la que ha de decir su palabra respecto a esto".

Alfonsín insistió en que la justicia argentina no era ni será ni la del paredón ni la del manto de olvido y rechazó enérgicamente la posibilidad de fracasar en su gestión: "Me niego a aceptar esa posibilidad. Si yo fracaso, fracasa la Argentina y la Argentina no va a fracasar".

Los juicios, por supuesto, prosiguen y habrá más de los miles que ahora se han sustanciado. Argentina es un marasmo judicial agravado por la lentitud de la administración de justicia, su corrupción en instancias inferiores -esa astilla que en Suramérica es un nuevo poste- y laadscripción de numerosos jueces al régimen anterior.

Por otra parte, el sistema judicial argentino prima el juicio escrito sobre el oral, y muchas sentencias se conocen sin que haya mediado la menor información anterior. Así ocurre con el juicio contra la penúltima junta militar por la pérdida de la guerra de las Malvinas; el seguido contra Mario Eduardo Firmenich, líder de la organización subversiva Montoneros, y los segundos escalones judiciales que siguen su curso en tribunales militares y ordinarios.

El primer ministro de Defensa de Alfonsín, el primero de la lista de los muertos en el cargo, Raúl Borrás, especuló con una hipotética ley de olvido, puesta en circulación como globo sonda, y encontró fuertes resistencias entre los afectados por la guerra sucia. No era el tiempo, y el también extinto Roque Carranza congeló el proyecto.

Pero antes o después, si algún jurista argentino logra establecer hasta dónde ampara la obediencia debida a los militares que cometen tropelías por orden de su jefe, habrá que sancionar, incluso parlamentariamente, alguna suerte de punto final a esta macabra historia.

El nuevo ministro de Defensa, Germán López, tomó posesión de su despacho confirmando en su cargo a Horacio Jaunarena, secretario de Estado para la Defensa y una suerte de Eduardo Serra que continúa al frente de los asuntos del departamento sobreviviendo a sus ministros, y anunciando cambios en el resto del organigrama. "Los problemas de las fuerzas armadas", dijo, "no son aislados. Y el Gobierno está empeñado en concretar un proyecto social coherente y factible que comprenda también a los militares".

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