Un Secretario de la Organización de Estados Americanos, ya
fallecido, llegó al cargo con una biografía de “bon vivant” y acreditada fama de alergia al trabajo
propio y hasta al ajeno. Como era suelto de carácter me atreví a preguntarle
como había logrado encumbrarse: “Mi querido amigo, para llegar a aquí no hay
que hacer nada, absolutamente nada; pero eso sí: esa nada hay que hacerla magníficamente”. Conocí a Enrique
Iglesias cuando era ministro de Asuntos Exteriores de la República Oriental de
Uruguay y como sus obligaciones le dejaban tanto tiempo libre trabó una
fructífera y larga amistad con el Rey y comenzó a urdir las Cumbres
Iberoamericanas de las que ahora se jubila como secretario general. La Casa de
Braganza huyendo a Brasil se dividió, pero al menos cruzó el Atlántico.
Austrias y Borbones nunca visitaron las colonias hasta que Juan Carlos comenzó
a viajar como Príncipe y Rey. He podido contemplar extrañado el espontáneo
entusiasmo que despiertan los Reyes en aquellas Repúblicas. Una destacada dama
porteña le robó el abrigo a la Reina para guadarlo de fetiche, y en la pequeña
Montevideo la interminable comitiva oficial la cerraban dos coches de bomberos.
Las cumbres han servido para los contactos personales, la retórica, hasta la
lírica, y las noticiasde que el Rey mande callar al Cháves que se inventó el chavismo.
Acertado en Panamá el Presidente Rajoy hablando de economía, porque en las
citas bianuales que sustanciarán las agendas habrá que hablar de dinero; de las
inversiones en doble dirección, de garantías jurídicas ante populismos
expropiadores, de un Tribunal Iberoamericano que dirima los conflíctos entre
Estados y empresas, de las deudas que no se pagan desde hace veinte años y
que no se sufragarán nunca, de por qué
se embarga la fragata “Libertad” o el avión presidencial argentino “Tango 0l”
no `puede aterrizar en algunos aeropuertos. Habrá que hablar del narcotráfico y
de cómo se financian cultivos alternativos para los cocaleros, de la paz en Colombia y de la clarificación intelectual
de ese trastorno postperonísta del socialísmo del siglo XXI aún por desglosar. Y no habrán de olvidar las
cumbres la persistencia de masivas y endémicas bolsas de pobreza originadas por
burguesías criollas que ni supieron repartir ni entendieron el valor de las
clases medias. Estuvieron bien las cumbres, pero ahora ha de venir otra cosa.
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