Desde que hace 33 años se constituyó en Autonomía, Andalucía es
gobernada por los socialistas, en solitario o con socorro testimonial y
liliputiense. La Junta andaluza más que Comunidad es Califato, de momento no
islámico, y tres décadas de gestión del PSOE-A suman un balance astroso,
harapiento, delincuencial y mendicante. En la gran provincia argentina de
Buenos Aires (no en Capital Federal) no se vota otra cosa que peronista aunque
la policía provincial controlada por los justicialistas sea la que organice los
secuestros y los remunerados ajustes de cuentas. Algo tendrá el agua cuando la
bendicen. Sin embargo esta campaña ha parecido de fin de mileno, como si en
ella se dilucidara la muerte del sistema bipartidista español. La única
sorpresa que podrían deparar estos comicios hubiera sido el triunfo del PP y de
la alternancia, pero siguiendo en las mismas aunque se necesiten pactos todo
cambio es a humo de pajas. Solo Casandra podrá intuir por qué Susana Díaz
adelantó estas elecciones. Su pleito con IU es artificioso y no tendrá ahora un
gobierno más sólido que el precedente. Fortalecerse ante Pedro Sánchez y la
dirección nacional socialista le ha salido a la lideresa como la carabina de
Ambrosio, y a la postre solo a los que asan la manteca se les ocurre convocar
elecciones anticipadas sin garantías de triunfo arrollador. Esta votación
asemeja a unas primarias de las generales de noviembre, con el trío estable
(PP, PSOE, IU) ampliado al sexteto con Podemos, Ciudadanos y UPyD, nuevos en
esta plaza. Dos debutantes han robado sufragios a los clásicos pero ninguno
podrá alardear en esta capea de haber abierto brecha en el tan repentinamente
denostado bipartidismo imperfecto, tan mejorable, pero que ha permitido que los
españoles no juguemos a aprendices de brujos y hagamos los experimentos con
gaseosa. UPyD marra hasta en la cacofonía de sus siglas y la vieja socialista
Rosa Díez no es más que voluntarismo. Ciudadanos, por la derecha, recuerda
aquella “Operación Roca”, y sigue sonando en catalán. Y los “podemitas”
(subgénero de termitas con hambres insaciables) emulan al torero “Platanito” y
podando libertades sobre la propiedad privada, la información, el libre
mercado, regalan la felicidad de quienes sobreviven al castrochavísmo y no han
podido meter la cuña entre PSOE y PP, quedándose en una tercera posición que no
les augura enterrar el bipartidismo en noviembre. Se les puede votar como el
que se pega un tiro en un pie. ¿Y quien gobernará Andalucía, que es de lo que
se trata? Los de siempre: el fantasma PSOE-UGT de los ERES incorruptos con
acuerdos puntuales con cada cual. La esperanza andaluza del socialismo español
quería una gobernanza estable y ha conseguido un puzzle. Tampoco hubiera pasado
nada si Susana se hubiera quedado quietecita.
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