13/4/83

El ex presidente argentino Galtieri, sancionado con 60 horas de arresto (13-4-1983)

El teniente general (retirado) Leopoldo Fortunato Galtieri, presidente argentino durante la guerra de las Malvinas, ha sido arrestado por sesenta días en el Campo de Mayo, en la periferia del gran Buenos Aires. La sanción fue impuesta por el teniente general Nicolaides, jefe del Ejército de Tierra, a cuenta de sus declaraciones sobre las responsabilidades de la guerra publicadas por el diario Clarín.Para encontrar otra sanción de este porte hay que retrotraerse al arresto del ex presidente y teniente general Onganía, en 1976, por rebelarse contra la dictadura, militar de Videla, que entonces se implantaba. Galtieri puede comparecer ante una corte marcial si lo decide el tribunal de honor que examina sus declaraciones.

Galtieri fue sorprendido en su cordialidad etílíca por un períodista que conversó largamente con él para la redacción de un libro y bajo condición de no publicar sus palabras durante un tiempo prudencial. Atribuyéndose a Galtieri la autoría de un folleto anónimo sobre la guerra, el periodista dio por roto el pacto y publicó parte de sus conversaciones con el ex presidente en el aniversario de la ocupación de las islas.

Galtieri reprochaba abiertamente al general Meriéndez (gobernador militar de Malvinas) no haberse mostrado más aguerrido, y formuló críticas más humildes a sus compañeros de armas por la escasa preparación de la tropa, y a la Aviación, por las deficiencias de su despliegue táctico. En su dispersión de responsabilidades llegó a culpar a la población (por su entusiasmo desbordado) de la prolongación de la guerra.

Teóricamente, Galtieri es arrestado por hacer declaraciones sin autorización del mando, pero eso está aquí a la orden del día. Sin autorización se exculpó públicamente el general Menéndez y sin autorización el general Camps (jefe de la policía de Buenos Aires durante lo más cruel de la represión) ha publicado un yo acuso contra los desaparecidos tenido por muchos como apología del crimen.


Por una parte, Galtieri es un buen chivo expiatorio para un Ejército al que se le están exigiendo a gritos responsabilidades por sus desmanes y su incompetencia; por otra parte, Nicolaides (que debe su prestigio y autoridad a no haberse corrompido económicamente) quiere acallar la querella militar por la guerra perdida.

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