La semana
de Pascua ha dado pie a la Iglesia católica argentina para hacer sutiles
pronunciamientos sobre la situación política del país. El arzobispo de Córdoba
pidió una "reconciliación social", y el presidente de la Conferencia
Episcopal Latinoamericana se mostraba partidario de una ley de olvido sobre los
desaparecidos. El arzobispo de Córdoba, cardenal Primatesta,
afirmó textualmente: "Hemos pecado no sólo en la injusticia social, sino
de todas las formas, pero se ha avanzado bastante en el camino de la
reconciliación en el país". También el arzobispo de Buenos Aires y
presidente del Episcopado argentino, cardenal Aramburu, pronunció una homilía
monocorde que estuvo centrada también en el mismo punto de la reconciliación
nacional.
Un paso más allá ha dado el cardenal Quarracino,
presidente de la Conferencia Episcopal Latinoamericana, quien ha señalado el
camino que desean los militares y -todo hay que decirlo- la mayoría de la
sociedad argentina: "La única solución para al problema de los
desaparecidos en la Argentina", declaró, "es promulgar una ley de olvido,
porque agotar el tema por vía judicial llevaría a un envenenamiento de las
relaciones humanas en el país".
El prelado aduce que si se desea una justicia
pormenorizada y a ultranza habría que empezar a exigir responsabilidades desde
al menos 1930, cuando las Fuerzas Armadas empezaron a interrumpir la normalidad
constitución . En suma, ya ni siquiera una amnistía, sino una ley de olvido y
la mutación de los desaparecidos en olvidados. Justo lo que quiere la Junta
Militar.
Documento
de la Junta
La Iglesia prepara así el terreno para la
inminente publicación por parte de la Junta de un documento sobre desaparecidos
y lucha antisubversiva, que definiría como acto de servicio cualquier acción
militar en los últimos siete años, y de la exclusiva incumbencia de la justicia
militar. Se establecería legalmente que los desaparecidos que no figuren
en las listas de exiliados o de detenidos están muertos.
Se descarta la autoamnistía, y de la mano de la
Iglesia, y con el asentimiento de los partidos, se busca el pacto social para
el olvido. Los familiares de los desaparecidos ya han anunciado que no
aceptarán esa solución jamás y que lucharán hasta que sean castigados los
responsables de la desaparición de sus deudos.
Insultos
a los militares
El sábado, los chicos de la guerra efectuaron
ante la impotencia moral de la policía su prohibida manifestación contra la
Junta Militar. Ante la Torre de los Ingleses (un regalo monumental del Reino
Unido a este pueblo) gritaron entre otras cosas: "iGaltieri, borracho, mataste
a los muchachos!", "¡Oeá, oeá, los milicos argentinos no sirven pa
gobernar, no sirven pa hacer la guerra, no sirven para una mierda!", y el
estribillo de todas las esquinas de Buenos Aires: "¡Se va a acabar, se va
a acabar, la dictadura militar!".
Los militares, con ley de olvido o sin ella, se
están despidiendo entre una atronadora bronca militar de insultos y epítetos
inédita en la historia de la descomposición de las dictaduras militares. Es una
lástima que la medrosidad y debilidad de los políticos no les permita recoger y
encauzar la explosión de conciencia civil que recorre Argentina.
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