4/4/83

Llamamiento de altas jerarquías de la Iglesia argentina a la reconciliación social del país (4-4-1983)



La semana de Pascua ha dado pie a la Iglesia católica argentina para hacer sutiles pronunciamientos sobre la situación política del país. El arzobispo de Córdoba pidió una "reconciliación social", y el presidente de la Conferencia Episcopal Latinoamericana se mostraba partidario de una ley de olvido sobre los desaparecidos. El arzobispo de Córdoba, cardenal Primatesta, afirmó textualmente: "Hemos pecado no sólo en la injusticia social, sino de todas las formas, pero se ha avanzado bastante en el camino de la reconciliación en el país". También el arzobispo de Buenos Aires y presidente del Episcopado argentino, cardenal Aramburu, pronunció una homilía monocorde que estuvo centrada también en el mismo punto de la reconciliación nacional.

Un paso más allá ha dado el cardenal Quarracino, presidente de la Conferencia Episcopal Latinoamericana, quien ha señalado el camino que desean los militares y -todo hay que decirlo- la mayoría de la sociedad argentina: "La única solución para al problema de los desaparecidos en la Argentina", declaró, "es promulgar una ley de olvido, porque agotar el tema por vía judicial llevaría a un envenenamiento de las relaciones humanas en el país".

El prelado aduce que si se desea una justicia pormenorizada y a ultranza habría que empezar a exigir responsabilidades desde al menos 1930, cuando las Fuerzas Armadas empezaron a interrumpir la normalidad constitución . En suma, ya ni siquiera una amnistía, sino una ley de olvido y la mutación de los desaparecidos en olvidados. Justo lo que quiere la Junta Militar.

Documento de la Junta

La Iglesia prepara así el terreno para la inminente publicación por parte de la Junta de un documento sobre desaparecidos y lucha antisubversiva, que definiría como acto de servicio cualquier acción militar en los últimos siete años, y de la exclusiva incumbencia de la justicia militar. Se establecería legalmente que los desaparecidos que no figuren en las listas de exiliados o de detenidos están muertos.

Se descarta la autoamnistía, y de la mano de la Iglesia, y con el asentimiento de los partidos, se busca el pacto social para el olvido. Los familiares de los desaparecidos ya han anunciado que no aceptarán esa solución jamás y que lucharán hasta que sean castigados los responsables de la desaparición de sus deudos.

Insultos a los militares

El sábado, los chicos de la guerra efectuaron ante la impotencia moral de la policía su prohibida manifestación contra la Junta Militar. Ante la Torre de los Ingleses (un regalo monumental del Reino Unido a este pueblo) gritaron entre otras cosas: "iGaltieri, borracho, mataste a los muchachos!", "¡Oeá, oeá, los milicos argentinos no sirven pa gobernar, no sirven pa hacer la guerra, no sirven para una mierda!", y el estribillo de todas las esquinas de Buenos Aires: "¡Se va a acabar, se va a acabar, la dictadura militar!".

Los militares, con ley de olvido o sin ella, se están despidiendo entre una atronadora bronca militar de insultos y epítetos inédita en la historia de la descomposición de las dictaduras militares. Es una lástima que la medrosidad y debilidad de los políticos no les permita recoger y encauzar la explosión de conciencia civil que recorre Argentina.

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