Con la aprobación de un documento político (la Plataforma
de Buenos Aires) y un paquete de posturas comunes a presentar a las grandes
potencias, concluyó el sábado en Buenos Aires la quinta reunión ministerial del grupo
de los 77. Tras deliberaciones que han durado quince días, los ministros de
Asuntos Exteriores de los 125 países miembros de este club de pobres han
logrado al menos una interpretación común de la crisis económica internacional,
que servirá de punto de partida para la próxima reunión de la UNCTAD
(Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo) a
celebrar en Yugoslavia.El texto aprobado revela que las pérdidas netas en
divisas que sufrieron los países en desarrollo desde 1980 se estiman
aproximadamente en 200.000 millones de dólares, en razón de la brusca caída de
los precios de los productos básicos y el creciente proteccionismo de los
países desarrollados.
Se estima
-subraya la plataforma- que las deudas externas de los países en desarrollo han
llegado al nivel abrumador de 630.000 millones de dólares estadounidenses para
finales de 1982, con una carga de servicios anuales de deuda de 130.000
millones en la misma moneda.
En el
programa de medidas inmediatas propugnado por los 77 se incluye la adopción de
medidas urgentes respecto al área de productos básicos (creación de un fondo
común, fortalecimiento de los mercados de esos productos, elaboración,
comercialización y transporte de los mismos), comercio (proteccionismo, sistema
generalizado de preferencias), dinero y finanzas (asistencia oficial para el
desarrollo, reforma monetaria multilateral e internacional y aspectos de la
deuda externa).
Finalmente,
los ministros y jefes de delegación presentes emitieron un documento donde
destacan que la cooperación económica entre países en desarrollo es un elemento
esencial para establecer el nuevo orden económico internacional, y que debe ser
promovida por los propios países en desarrollo. Para los 77, la
cooperación Sur-Sur es un medio de reforzar la autoconfianza colectiva del
mundo en desarrollo sobre la base del interés mutuo, ratificando así lo asumido
en la declaración de Caracas del grupo de 1981. La cooperación, se señala,
debería darse en casos de coerción económica, incluido el recurso de las
amenazas o sanciones comerciales aplicadas contra ellos por los países
desarrollados. En cuanto al endeudamiento externo de los países pobres, se ha
descartado en esta conferencia la viabilidad de un club de deudores. Sin
embargo, se ha sefialado la imperiosa necesidad de que deudores y acreedores
concierten soluciones globales por zonas geoeconómicas, sin que ello implique
negociar colectivamente. Pero aunque el club de deudores se haya visto
impracticable, los ministros del grupo de los 77 han venido a
recordar uno a uno la obvia filosofía de Keynes: "Si debo una libra, tengo
un problema; si debo mil libras, el problema lo tiene mi acreedor".
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