Los 22.000 trabajadores del cobre irán hoy a una
huelga de 24 horas como protesta por la detención de su líder, el presidente
del ilegal Comando Nacional de Trabajadores (CNT), Rodolfo Seguel. Han quedado
así paralizadas las actividades en las grandes minas de Suquicamata, El
Teniente, La Andina y El Salvador.
La mayor
parte de la plantilla de esta última explotación adelantó la huelga no entrando
ayer a sus tajos, por lo que unos 500 trabajadores han recibido sus cartas de
despido. Las huelgas por motivaciones no estrictamente económicas están
prohibidas en Chile, y en sectores considerados estratégicos, como la
extracción de cobre, están prácticamente vetadas, sea cual fuere la motivación.A
las 11 de la mañana de ayer, hora de Santiago (cinco de la tarde hora de
Madrid), el Comando Nacional de Trabajadores había anunciado una reunión
inmediata para decidir la ampliación a otros sectores productivos de la huelga
del cobre de hoy. También el sindicato que agrupa a los propietarios de
camiones se mostraba proclive a secundar el paro del cobre.
Seguel
recibe buen trato
La
detención de Seguel, que recibe buen trato ha sido explicada oficialmente como
una suspensión de la libertad condicional en la que se encontraba a raíz de la
jornada de protesta del 11 de mayo.
Parecen por
el momento disipados los temores de su extrañamiento del país, que provocaría
una reacción aún más airada por parte del CNT, punta de lanza del rechazo
popular al régimen. Se estima que el Gobierno chileno lo mantendrá en prisión
hasta que pase la tercera jornada de protesta nacional el próximo 11 de julio.
Por lo
demás es completa la normalidad en el país y van siendo gradualmente puestas en
libertad la mayoría de las algo más de 1.000 personas detenidas el martes (más
de 600 en Santiago y unas 400 en Valparaíso). La deliberada confusión
auspiciada por la seguridad del Estado durante los incidentes del martes hace
dificil estimar el número de muertos y heridos por arma de fuego.
La
información oficial es prácticamente nula y el rastreo de los hospitales de
Santiago (donde se produjeron los tiroteos de fuerzas parapoliciales contra
aglomeraciones de ciudadanos) sólo arroja hasta ahora el saldo de las muertes
de Patricio Yañez de 14 años, de Sergio Abarca, de 26, y de Patricio Ríos, de
21 años.
Ayer se
daba por muerto, erróneamente, a Leopoldo Segovia, de 20 años, quien aún
permanece con vida, descerebrado y con dos tiros en la cabeza. Un varón no
identificado de unos 26 años, muerto a tiros, puede engrosar la lista de
víctimas de los parapoliciales, pero no hay testigos de su muerte. En los
hospitales de la capital se encuentran otros 12 heridos de bala en diferentes
estados de gravedad.
El Gobierno
del general Pinochet ha entendido perfectamente el tremendo desgaste que supone
una jornada nacional de protesta cada mes y el reto del Comando Nacional de
Trabajadores, que pone el rasero de sus exigencias en el restablecimiento de la
democracia.
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