Los conspiradores de 1936
no pretendían una guerra civil sino un golpe de suerte a través de las
Capitanías Generales. El fracaso del general Goded en Barcelona, y, el de Fanjul en Madrid invirtieron la
situación. El general Emilio Mola fue “
Director” de la asonada desde Navarra y Director General de la República,
mandaba mensajes cosidos en las bragas de las chicas a sus conmilitones.
Franco, gobernador militar
de Canarias no le contestaba y Mola se refería a él como ”Miss 1936”. El
Teniente General Queipo de Llano señor
militar de Andalucía, casado con una
hija de Niceto Alcalá , primer
presidente republicano, aludía a Franco
como “Paco la culona”. El jefe de la sublevación era el general Sanjurjo
exiliado en Portugal. El mítico aviador Ansaldo intentó pasarlo a España en un
avioncito que se estrelló al despegar contra la barda de un campo. Sanjurjo
estaba demasiado gordo y además había cargado todos sus uniformes. A Franco se
le abrían todas las puertas.
Mola que también moriría en
un accidente aéreo, dijo una barbaridad a un corresponsal inglés. Sobre Madrid
convergían cuatro columnas, una andaluza
comandada por el Teniente General Varela, dos veces laureado, la del general Yagüe al frente de dos unidades legionarias que
habían arrasado Badajoz y la amenaza de las tropas de Mola desde Navarra. La
pregunta fue:”¿ Cuál de las cuatro columnas entrará antes en Madrid?”. Mola
respondió:” Ninguna; la quinta columna
ya está en la capital.”
Cundió el pánico en una
ciudad amenazada y Santiago Carrillo, delegado de Orden Público en Madrid no
hizo nada para evitar las sacas de las
cárceles donde se encontraban encerrados tanto los partidarios del golpe como
aquellos que no tenían nada que ver. Carrillo siempre se ha excusado pero es
difícil que alivie sus responsabilidades. El Partido Comunista siempre ha
aducido que los presos iban con destino a Valencia y que tropas irregulares anarquistas
los interceptaron en Paracuellos del
Jarama. Ocho mil fusilados entre ellos adolescentes de catorce años. Un Katyn “
a la española”. Un sobrino del sociólogo Amando de Miguel cayó en silencio del
Seminario. El dramaturgo Muños Seca, pariente de Alfonso Ussía, dijo
antes de morir:”Podéis quitármelo todo”. “¿Qué?”. ¿”La fé”?. No el miedo que
tengo.
José Javier Esparza, escritor y
periodista, ha publicado “EL libro negro
de Carrillo” en la “Editorial Libros
Libres”, del que Santiago Carrillo sale
entre dinosaurio y cobarde. Con lo que respecta a la matanza de
Paracuellos el amigo del nuevo socialismo
español quién traicionó a su padre, el socialista Wenceslao Carrillo, fue siempre un falsario con los
asesinatos de Paracuellos del Jarama. El jefe anarquista de las prisiones de
Madrid tuvo que presentarse allí, pistola en mano, para parar la miserable saca de las
que no se enteraba Don Santiago, el chico bueno de la represión brutal en el
Madrid republicano.
Sólo ha reinvicado su imagen a fuerza de fumador empedernido. Lo
más desgraciado es que éste socialismo lo tiene como defensor de la República
cuando no es nada más que un sicario en la historia de España.
Enrique Lister y” El Campesino” hicieron mucho mas que él por el
republicanismo amenazado. Se puede morir pero no en paz. A Santiago Carrillo le
gusta la sangre.
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