1/4/10

LUÍS MARÍA ANSON- ELEFANTE PERIODÍSTICO (1-4-2010)

Prosbocidio no porque barrite con estridencia ni entre en  cacharrería sino porque la mitad de la inteligencia consiste en reconocer el talento de los demás. La última vez que nos vimos fue en una cena de gala en Palacio. Protocolo había  hecho la fila para el besamano descomponiéndola a continuación para colocarme delante  de Luis María Anson y detrás de Juan Luis Cebrián.  Dije audiblemente:”Parece que mi destino es estar siempre tras el culo de Cebrián”.  Anson me advirtió por las espaldas:” Es que a estos sitios venimos a encontrarnos a quién no queremos ver”. Sería una broma malvada de Alberto Aza. El caso es que poco después mis dos colegas ingresaban a la Real Academia en una especie de nuevo pacto de algunos editores.

Descubrí a  Anson, todavía con acento, en un artículo de José María Pemán.  El olvidado polígrafo gaditano escribía que la eufonía de su apellido le había ayudado en sus principios  y que a  Anson le potenciaba la rotundidad del suyo.  En su monumental libro sobre Don Juan de Borbón, Anson  se quita el acento argumentando una genealogía de corsarios ingleses que seguramente será cierta pero no beneficia su grafía. Lo conocí flaquito y niño sabio dando una conferencia en el club “Pueblo” sobre Vietnam. Apartó el atril, se acercó al borde del estrado y con gran teatralidad de brazos y manos habló dos horas sin mirar un papel, cautivando al auditorio.

El primero de la clase. No   conozco a  otro de nuestra generación que haya sido elefante periodístico: no bebe, no fuma, trabaja los domingos y no creo que  tenga otra debilidad sentimental que por las mujeres. Desde luego es bastante más feminista que José Luis Rodríguez Zapatero. Su lealtad para Don Juan de Borbón, de quién fue miembro del Consejo Privado, le provocó numerosos inconvenientes.  Franco lo aborrecía (“Es el mayor enemigo del Régimen) y creo que le mandaron de corresponsal al Congo para cubrir sus guerras  civiles  por ver si se lo comían los negros. Un artículo titulado: “La monarquía de todos”  hizo retirar su diario de los kioscos y a él le propusieron amablemente procesarle o tomar el camino del exilio. Prefirió casarse e irse de viaje de novios a Indochina, que tampoco en ésa época era un destino grato. Escribió notables libros sobre la negritud y, el último,  una erudita compilación sobre la poesía amorosa española.  Recita poesía como quién bebe agua y es un enamorado del teatro.

Como tiene tiempo para todo, y a lo peor ni siquiera duerme, remodeló los suplementos de su periódico convirtiéndolos  en auténticas revistas y fue llamado  por Guillermo Luca de Tena para salvar al ABC de una vía financiera  en el casco.  Anson tuvo una idea audaz: reunir a empresarios y primeros anunciantes y ofrecerles comprar de golpe el paquete anual de publicidad a precio fijo, y los convenció,  dándole liquidez de ésta manera a su periódico. Televisa falló por la muerte del Tigre Azcárraga, siendo su hijo contrario a las inversiones en España. Fundó éste periódico pese haber prometido a la familia Luca de Tena no poner  en marcha otro.” La Esfera de los libros”  edita de los periodistas Daniel Forcada y Alberto Lardíes el libro:” Anson una vida al descubierto”; el volumen  es necesario porque parece que el protagonista no quiere escribir sus memorias completas. Les conté a los autores, una anécdota chusca que probablemente pertenece a la leyenda urbana.  Anson es aficionado a la parafernalia electrónica  que le ha salvado de numerosas escuchas telefónicas indiscretas. De noche llegaba a su domicilio con su chófer y un discriminador de frecuencias ubicado en el morro del auto para evitar atentados; debía estar en tal mal estado (dicen que se lo proporcionó Interior) que empezaron a batirse las puertas de la casa, se encendieron y apagaron las luces del chalet y saltaron  todas las alarmas mientras los perros escapaban horrorizados. Si así fuera,  servidumbre del poder.      

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