Pascual Sala, que
debe ser pariente carnal
socialista, pastoreando cinco magistrados del
Tribunal Constitucional unidos
con grapas de
acero al corazón
del PSOE, como recomendaba Shakespeare
hacer con los
amigos, ( otro
togado de la cuerda
tuvo vergüenza) han
abierto las municipales
a la retaguardia
de ETA, por
encima del Tribunal
Supremo, de informes
políticos, policiales, judiciales,
eluyendo enfrentarse al
sentido común y
la duda razonable.
Un cálculo rápido
da unas ochocientas
concejalías en el País
Vasco y Navarra
para los soldados
rasos etarras y
las cantineras; el
triple que en
los pasados comicios.
Tras la votación
pinchen chinchetas en
todos los municipios
abertzalizados y se
les dibujará un
inquietante archipiélago GULAG que
administrará dinero público,
financiará actividades separatistas
y amedrentará a viajeros y
estables. ETA tendrá
territorialidad. Una de
las zonzeras de ésta
democracia imperfecta es
la muletilla de la
“ fe,
respeto y acatamiento
de la Justicia “.
La Justicia es
un servicio público,
como los ferrocarriles, y,
o funciona o
no sale a
la hora. Casi
es un sacrilegio
tener fe en
los trenes y no se
sabe por qué hay
que acatar todo lo
que diga el
Maquinista de la
General. No se
me dará la
ocasión pero yo
no acato la
bendición de Bildu.
El responsable de
éste rejonazo al
Pacto Antiterrorista, a
novecientos asesinados y
millares de víctimas,
quiebras, vandalismos y
exiliados no es
tanto Sala como
nuestro fracasado Presidente
interino que apunta
maneras de querer
morir matando como
Sansón en el
Templo de los
Filisteos. Habría que
criogenizar España hasta
marzo para que el
huidizo
no nos arroje
encima sus últimas
enajenaciones de salvapatrias.
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