Luis Bárcenas aún cuenta
con algún amigo si es que le han aconsejado a Javier Gómez de Liaño como
abogado defensor de su embrollo hasta ahora inextricable y convertido en una
cacería política en la que los fariseos suponen que la corrupción la inventó el
Partido Popular en cuya sede se emboscan todos los ladrones de la democracia.
La única equivocación de Gómez de Liaño como juez de la Audiencia Nacional
consistió en contarle las monedas al primer multimedia español, hoy quebrado y
de propiedad estadounidense, que pasaba depósitos de una albarda a otra aunque
fuera en el mismo burro. En un alarde de prepotencia hortera Jesús Polanco se
presentó en su despacho con tantos abogados que hubo que acopiar sillas
quedando todos como piojos en costura. La campaña contra Liaño fue brutal y a
la fiscal María Dolores Márquez de Prado lo más elegante que la llamaron fue
barragana. Liaño le dijo: “ Con todo lo que han dicho de ti lo menos que puedo
hacer es pedirte en matrimonio “.Mujer fuerte y de carácter la ví salir por
última vez de la Audiencia Nacional abrazada a un ramo de rosas que le envié.
Hoy es la defensora de la esposa de Luis Bárcenas, dispuesto a cualquier cosa
para preservar a su esposa, y es que las mujeres siempre vuelven. El paquidermo
mediático-político logró condenar a
Javier Gómez de Liaño por prevaricación con su entonces amigo Baltasar Garzón
de puntillero. Aznar le indultó parcialmente y finalmente el Tribunal de
Estrasburgo lo limpió de polvo y paja. Siempre he dado a la pareja el
tratamiento de juez y fiscal porque fueron atropellados por el camión de la
basura. No hubo rencor en éste hombre de hablar quedo y palabras cuidadas
porque tiene sentido del humor y publicó una novela forense porque a la contra de sus
colegas escribe con brillantez. Es juez (suspendido ) por la admiración que profesa a
su extinto padre, y sería feliz de magistrado en una pedanía. Ésta pareja de
hecho y de Derecho no harán contra nadie el juicio político que tan
groseramente le hicieron a ellos.
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