Supone erróneamente la
biología que solo el hombre tiene conciencia de la muerte y sus misterios. La
etología ha certificado empíricamente que los elefantes se reconocen ante un
espejo, lo que implica cierta inteligencia abstracta, y que demoran días ante
el cadáver de otro paquidermo como duelo e intento de comprender la huida de la
vida. Fenómenos análogos se advierten en los cetáceos, especialmente en los
delfines que acuden en socorro de otras especies como la humana. Tribus de
macacos arrastran a sus crías muertas, dándoles mimos, hasta que devienen en
carroña y las abandonan sumidas las madres en el desconcierto. Los españoles
más conspicuos llevan años propiciando una solidaridad remunerada de cenas de
gala, mercadillos, fotografías ante paneles publicitarios, famoseo añadido a
sus nobles causas, vana espuma social a falta de Alta Sociedad, por no entrar
en el submundo de bastantes ONG (subvencionadas con los impuestos ) cuyos
trabajadores se asalarian, hacen turismo exótico o revolucionario, y se nimban
de un aura de personas solidarias dotadas de una moral más exquisita que la de
los demás. Luego existe otra solidaridad subyacente, incógnita, alejada de los
medios informativos, que reproducen la máxima de Séneca:” Es inicuo no tender
la mano a quien ha caído “. Los gallegos han reaccionado ante su desgracia en
paralelo a los madrileños de todas las Españas en la mañana del 11-M. Aún más
que los otros mamíferos el ser humano corre hacia la muerte, la mutilación, la
sangre y el espanto en socorro de sus congéneres, en contra de la ley natural que ampara
preservarse y huir. Extraer heridos de un infierno ferroviario no se razona, es
instinto animal en toda la nobleza del calificativo que enaltece a hombres y
mujeres que arrancan las puertas de sus casas improvisando camillas para
politraumatizados. La España real frente a la virtual solo dada al agio. Estos
españoles no habrán leído a John Donne pero se saben sus versos:” No preguntes
por quién doblan las campanas/ Están doblando por tí “. No tenemos otra
aristocracia que la de los siervos de la gleba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario