José Borrell dijo que se iba a tirar a la piscina por ver si había
agua, miró mal y se rompió la crisma. Ante su pretensión de competir en
primarias con Joaquín Almunia, candidato
de Felipe González, filtraron desde el PSOE sus relaciones peligrosas y
ancilares con una pareja de inspectores
de Hacienda catalanes por debajo de todas las sospechas. Hay adversarios,
enemigos, enemigos a muerte y compañeros de partido. Antonio Asunción como
responsable de Instituciones Penitenciarias con Enrique Múgica de ministro de
justicia, dispersó a los etarras para impedir que constituyeran una mafia en la
misma cárcel, y llegaron a imputarle por crueldad innecesaria. No le compré un
piso que poseía en Madrid porque tenía la cabeza puesta a precio. Dimitió como
ministro de Interior cuando, mintiéndole, Roldán se le escapó, y por los
reptiles que encontró abriendo los cajones. Los socialistas valencianos están
más desastrados que los catalanes pero antes se arrojarán al mar que aceptar
siquiera que Asunción se presente a unas primarias. Inteligente, rico por
familia, innovador, es bestia negra a la que no se facilita ni la lista de
militantes. Muchos socialistas se refieren al PSOE como “La Empresa”, puesto de
trabajo de obsecuencia y obediencia ciega al que se debe el puesto y la
posibilidad de practicar el nepotismo en las diversas sucursales del
“holding”. Con más guasa los andaluces
llaman “La PSOE” al partido que ha instaurado en la autonomía un régimen tan
longevo como el de Franco. Lo de Susana Díaz como presidenta in pectore eleva
las primarias a la categoría electiva de Corea del Norte o Cuba. Está Andalucía
tan boyante y limpia que votar es una mezquindad y una pérdida de tiempo:
Aclamación, proclamación y pasacalle. Sin otro trabajo que “La PSOE”, y más de diez años para acabar Derecho, Susana Díaz ha
sido elegida por sevillanas. José Antonio Primo de Rivera: “El mejor destino de
las urnas es el de ser rotas”.
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