21/5/83

El Rey se entrevista hoy en Uruguay con representantes de todos los partidos (21-5-1983)

Los Reyes de España llegaron ayer a Montevideo, procedentes de Brasil, para realizar una visita a Uruguay de 53 horas de duración. Esta nueva etapa del periplo suramericano iniciado en Brasil es contemplada con un interés especial, ya que el rey Juan Carlos tiene previsto entrevistarse hoy en Montevideo con los representantes de los partidos políticos uruguayos -tanto los autorizados como los proscritos- en una recepción conjunta. Los Reyes fueron recibidos ayer por una multitud que se calcula en medio millón de personas.

Cálculos oficiales estiman en al menos medio millón el número de uruguayos que ayer se lanzaron a las calles de Montevideo para recibir los Reyes de España. Teniendo en cuenta que la población total de este país, el más pequeño de América Latina, es de tres millones de habitantes, de los que al menos un tercio se encuentran en el exilio, el recibimiento es indicativo de lo que esta visita significa para los uruguayos.

A lo largo de los treinta kilómetros que separan el aeropuerto de Carrasco de Montevideo una fiesta popular y emocionada vitoreó incansable al Rey, a España, a la libertad, a la democracia. Ni un grito de honor para el presidente, general Goyo Álvarez. Por supuesto que tampoco se escuchó un grito en contra. No estan las cosas para tales lujos expresivos. Los accesos al aeropuerto -que fue cerrado por dos horas-quedaron prohibidos al público. El Rey, en su primer discurso, en el mismo aeropuerto, pronunció palabras amables de gratitud y de honra para la nación uruguaya. El presidente Álvarez, sin embargo, hizo un canto a la libertad y, ni mas ni menos, que comparó los procesos democráticos de España y Uruguay. El primer equipo de periodistas españoles que desde Sao Paulo había llegado previamente a Montevideo no daba crédito a sus oídos. Poco después no daban crédito a sus ojos cuando comprobaron que estaban encerrados bajo llave y por razones de seguridad en la azotea del aeropuerto, en donde se les había situado.

Una hora después de la llegada fue abierta la puerta y, como es obvio, no pudieron constatar directamente la recepción popular a los Reyes. Tras los insistentes rumores sobre una hipotética liberación del Liber Seregni, estos fueron tajantemente desmentidos por el ministro del Interior, reputándolo además de "delicuente común cualquiera", afirmando que su caso "no esta dentro de las normas que puedan resolverse por pedido de gracia".

La  realidad es que tampoco se, tienen demasiadas esperanzas de que la dictadura militar uruguaya libere, en estos dos días, a los nueve presos españoles detenidos por razones políticas y aún menos a los presos por conciencia hijos o nietos de españoles. Además, al menos una treintena de familiares de presos políticos ha caído sobre nuestra embajada con la genealogía española de sus deudos para pedir mediación.

El Gobierno uruguayo ha recibido con profundo desagrado la negativa real a asistir a un asado en la estancia del diputado ultraderechista Gallinal y la noticia de que el Rey recibirá hoy a los líderes de los partidos de la oposición. Lo que se espera es que el gesto de buena voluntad de las liberaciones -solo algunas- se produzca, pero mas adelante.

Uno de los presos por los que se interesa nuestro Gobierno es presunto autor de la muerte material de Don Mitrione. Pero se tiene la convicción moral de que al menos alguno de estos tupamaros españoles se atribuyo delitos de sangre para amparar a los camaradas realmente responsables. Y este hombre en cuestión, de apellido Mas, además, parece que se encuentra desquiciado por el sistema carcelario que los militares destinan aquí a sus opositores.

El Rey con la oposición

El Rey, en efecto, recibirá hoy en la embajada de España a la oposición. Pero no solo a los tres partidos tolerados (Nacional, Colorado y Unión Cívica) sino también a los poscritos demócrata cristianos y socialistas. Tres representantes por cada partido. El espaldarazo moral que esto supone para este castigado país no lo olvidarán los uruguayos. Y este es el clima.

El mismo día de la llegada de los Reyes, el Gobierno se ha despazachado secuestrando la revista Democracia que publicaba en su portada una fotografía tomada del Abc de Madrid, en la que aparecía el Rey saludando a Wilson Ferreira, líder aún en el exilio del Partido Colorado. Y tres madres cuyos hijos desaparecieron en la Argentina han sido detenidas en la calle cuando portaban una pancarta alusiva a las libertades en el Uruguay.

El secuestro de esta revista ha originado una protesta por parte de los periodistas españoles que cubren la información del viaje de los Reyes a Suramérica. La condena se ha materializado en una comunicado en el que los periodistas indican que expresan su solidaridad con los redactores deDemocracia y lamentan "esta violación de la libertad de expresión, sin la que no es posible el funcionamiento de una democracia ni una auténtica apertura política".

Respeto a la dignidad de la persona

Entre otros actos oficiales los Reyes habrán asistido a la cena de gala ofrecida por el presidente Álvarez en la que don Juan Carlos brindó con las siguientes palabras: "...Señor presidente, estamos informados de los proyectos políticos de vuestro Gobierno, y confiamos en que puedan desembocar en una democracia plena en la que los partidos políticos, cumpliendo su tradición de apego por la libertad sean el cauce efectivo de la participación del pueblo uruguayo en un estilo de vida basado en esa libertad y en la dignidad de la persona. Estamos convencidos -y la experiencia histórica que ha vivido mi país lo atestigua- de que la reforma y el cambio son siempre posibles por medios pacíficos cuando los hombres políticos utilizan, con generosidad de miras, el diálogo como instrumento. Los problemas de una sociedad moderna pueden en efecto ser resueltos políticamente. De la misma forma creemos que el orden político y la paz social tienen como fundamento la dignidad del hombre, los derechos inviolables que le son propios y el respeto a la legalidad democrática". 

Los uruguayos aguardan horas en las plazas para poder vitorear a los reyes de España. Las radios transmiten en directo los pasos de los monarcas con el entusiasmo informativo que provocaría un partido de fútbol. Al menos ayer, Montevideo era una fiesta.

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