17/5/83

"Vivir en democracia es un privilegio", dijo el Rey en un brindis ante el presidente del Brasil (17-5-1983)

Anoche, en el palacio de Itamaraty, de Brasilia, sede de la cancillería, el general João Baptista Figueiredo, presidente del Brasil, y su esposa, ofrecieron una cena de gala a los Reyes de España, al término de su primera jornada oficial en este país. Don Juan Carlos, en su brindis, pronunció un discurso que ha colmado las expectativas y el interés aquí, creados por su presencia y por el proceso democratizador español, que, a veces forzada e ilusionadamente, quiere tomarse como falsilla para la normalización política en América del Sur.

"Vivir en democracia es un privilegio", dijo el Rey. "Gobernar con las limitaciones exigidas por el respeto estricto a las libertades y derechos de los individuos -tanto desde el punto de vista jurídico, como desde el político- es un difícil quehacer que exige inteligencia, habilidad, sabiduría y continuado tacto político. Si en el mundo de la organización social se puede hablar de algo más difícil que de gobernar en democracia, es de llevar a feliz término un paulatino proceso de apertura política".Los Reyes han venido a esta gira por Brasil y Uruguay acompañados de un séquito importante de su Casa y, entre otros, del ministro de Asuntos Exteriores, presidente del Instituto Cooperación Iberoamericana (ICI), y del director general de Relaciones con Iberoamérica.

Pero a diferencia de antaño, no acompañan a los Reyes equipos de negociadores, y hasta de empresarios, para ir resolviendo problemas al pie de la visita. Así las cosas, no se esperan resultados inmediatos de las conversaciones de hoy entre el ministro Morán y su colega brasileño, pese a la agenda pendiente entre los dos países, en la que destacan la cooperación científico-tecnológica, el desequilibrio de la balanza comercial (desfavorable Para España) y la deuda brasileña con la banca española, estimada en mil millones de dólares, y en la que algunos bancos -al igual que ocurrió con México- se han pillado los dedos considerablemente.

Los Reyes han venido para estrechar relaciones entre los pueblos y descargar su simpatía y su apoyo tácito por los esfuerzos de democratización en esta parte del mundo. La transición política española es aquí un paradigma. El domingo, el prestigioso Jornal do Brasil publicaba una de sus sábanas, completa, con un artículo del sociólogo español Juan Linz, sobre los paralelismos entre la democratización española y la brasileña.

Pasión por la política española

La prensa escrita, la radio y la televisión, son unánimes al resaltar al Rey como impulsor de la devolución de las libertades a su pueblo. En Brasil, en Uruguay, en Chile y en Argentina, se estudia con pasión la política española de 1975 a 1977, pese a la pereza, la incuria, o la inercia de nuestra sosa presencia en Iberoamérica. En Montevideo cabe augurarle a los Reyes de España un recibimiento multitudinario. Nuestra diplomacia trabaja con las autoridades uruguayas por la liberación de algunos -pocos- presos políticos, inmediatamente antes o después de la visita, y como gesto de buena voluntad.En el impersonal aeropuerto de Brasilia, los Reyes fueron recibidos con honores militares por las vistosas tropas brasileiras. El presidente Figueiredo, y su esposa doña Alma, saludaron a la pareja real al frente del Gobierno en pleno, mientras se disparaban las veintiuna salvas de ordenza. El recibimiento, ya en la ciudad, era obligadamente impersonal en una metrópoli como esta, tan hermosa como fría, imposible de pasear, hecha para una sociedad ya extinguida, en la que el barril de petróleo aún estaba barato y no importaba hacer kilómetros en coche para comprar una aspirina.

El sueño de Oscar Nyemeyer ha producido una ciudad helada de inmensas perspectivas, en la que los sugerentes edificios parecen dibujarse siempre en la distancia, sobre un cielo que no acaba nunca y que se apoya en los lejanísimos horizontes del altiplano central brasileño. En esta ciudad, la mayor manifestación europea en las fotografías sería una mancha oscura en una esquina de alguna gran avenida.

Los Reyes recibieron a los embajadores acreditados en Brasilia después que don Juan Carlos y el general Figueiredo se entrevistaran durante una hora. Los diarios de Brasilia destacan en sus primeras páginas la entrevista concedida por el presidente a EL PAÍS, en la que se, quiere entrever una sutil descalificación de Figueiredo hacia los candidatos militarse a sucederle y su predilección por un futuro presidente civil. Hoy la comitiva real continuará su programa de actos en, Brasilia antes de emprender vuelo a Río de Janeiro, feudo del popular gobernador socialista Lionel Brizola, y "zona brasileña liberada," como escriben irónicamente por aquí.

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