4/11/83

Argentina ansía el respaldo internacional (4-11-1983)

Fuentes diplomáticas acreditadas en Buenos Aires estiman probable que el presidente italiano Sandro Pertini acompañe a su primer ministro Bettino Craxi en su viaje a la Argentina para asistir a la toma de posesión de Raúl Alfonsín como presidente de la República. El gran número de ciudadanos argentinos de origen italiano y el juvenil entusiasmo del venerable Pertini por la causa de las libertades abonan su presumible intención de acompañar al pueblo argentino en la hora de su recuperación democrática.Todos los apoyos intemacionales, aunque solo resulten simbólicos, serán pocos para coadyuvar a que se consolide esta frágil democracia atentamente observada por los gobiernos de Chile y Uruguay en la esperanza de que se deteriore violentamente en seis meses, dando un poco más de vida a la derrumbada teoría militar que aún gobierna el Cono Sur. El pueblo argentino, además, se siente solo en su difícil camino hacia la democracia. Se siente injustamente denostado por las barbaridades perpetradas por sus militares y abandonado por la comunidad occidental desde la guerra de Las Malvinas. Este pueblo agradecerá ahora cualquier migaja de apoyo.
La embajada de España parece haber recuperado vigor y tras la fiesta del 12 de octubre en que, por primera vez, los salones de nuestra representación diplomática, acogieron a "todos los argentinos", desde los militares en el poder a las Madres de la Plaza de Mayo, ha sido el embajador José Luis Messía el primer diplomático en ser recibido por Raúl Alfonsín. La prensa destaca. las misivas del presidente Felipe González.

No obstante, tanto la presencia de Craxi como la de González en la investidura de Alfonsín serán parcialmente interpretadas como un apoyo partidario al radicalismo. Los argentinos agradecerán estas asistencias, pero no debe olvidarse que buena parte de la campaña sucia de los peronistas contra Alfonsín se ha basado en sus supuestos apoyos internacionales del departamento de Estado norteamericano y de la socialdemocracia europea.

El respaldo de jefes de Estado europeos a la renaciente democracia, sena para esta nación más importante que el paso a retiro de 50 generales golpistas. En un país al que los sufrimientos le han obligado a reconocerse en el tercer mundo y en su condición latinoamericana, pero que en el fondo de su alma se sigue reclamando europeo, no le bastará la presencia, importante, de jefes de Estado y primeros, ministros suramericanos.

El Rey de España, por segunda vez en Buenos Aires, asistiendo esta vez al giro de la bisagra de la historia en el Cono Sur, dejaría en la Argentina, en toda Latinoamérica, una huella indeleble en el corazón de estas gentes, sentimentales y esforzadas que están haciendo lo indecible por normalizar y dignificar sus historias truncadas. Hay que vivir en el futuro para poder ser contemporáneos del presente, y aquí a primeros de diciembre se va a producir algo más que el intercambio de una blanquiazul banda presidencial entre dos caballeros.

El rey de España en el Congreso de los Diputados argentinos, contemplando desde un palco la investidura de Raúl Alfonsín, no sería un respaldo al radicalismo ni ningún argentino lo entendería así implicaría en cambio un notabilísimo balón de oxígeno para las frágiles esperanzas de esta sociedad tan maltratada.

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