El futuro Gobierno argentino de Raúl Alfonsín,
compuesto por nueve personas, quedó conformado ayer. Dante Caputo (Relaciones
Exteriores) tiene 39 años y es doctor en Sociología Política por la Sorbona. La
designación del joven Caputo como futuro ministro de Exteriores es interpretada
como un deseo de los radicales de encontrar respaldo en las socialdemocracias,
en las que el futuro ministro parece tener excelentes contactos.
En cuanto a
Bernardo Grinspun responsable de la Economía, fue secretario de Comercio bajo
la presidencia radical de Arturo Illía; síndico de un banco privado, fue un
severo crítico de la política monetarista de la Junta Militar.Antonio Tróccoli
en Interior, Raúl Borrás en Defensa, Aramburú en Educación y Justicia (ya ocupó
la cartera bajo la presidencia de Illía), y Antonio Mucci en Trabajo y
Previsión, son los nombres más importantes en este equipo que ayudará a Raúl
Alfonsín a intentar sacar a la Argentina de su postración.
Ayer el ex
presidente español Adolfo Suárez se trasladó a la finca bonaerense en la que
permanece recluido Raúl Alfonsín para trasladarle personalmente los parabienes
del presidente Felipe González.
Durante
casi una hora, ambos políticos repasaron las posibilidades de ayuda española al
nuevo Gobierno y Alfansín puso énfasis en la necesidad de que España sea
valedora ante Europa de una nueva imagen de la Repúblíca Argentina. La
entrevista, cordialísima, se saldó con la invitación a Adolfo Suárez para que
asista a la toma de posesión del nuevo presidente. La cumbre justicialista
ha terminado en nada ante la correosa y feroz resistencia de la actual
dirección y de los sindicalistas a ceder un milímetro de poder.
Lo más que
le ha logrado ha sido la cesión provisional, por parte de Lorenzo Miguel, de
algunas de sus funciones como primer vicepresidente del peronismo en un terceto
formado por el segundo vicepresidente Carlos Juárez (gobernador electo de
Santiago del Estero), Bittel, (aspirante a la vicepresidencia de la nación en
la candidatura de ítalo Lúder) y Diego Ibañez, (sindicalista próximo a
Iglesias).
La
estructura del movimiento peronista, profundamente antidemocrática, hará larga
y dolorosa la recomposición de su dirigencia. Pese a la cólera o el
desconcierto de las bases peronistas, harán falta meses y, desde luego, las
elecciones internas en los sindicatos, para que estallen con toda su virulencia
los conflictos internos del justicialismo.
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