15/11/83

Una mujer, alcaldesa de la explosiva ciudad de Ayacucho (15-11-1983)

Leonor Zamora, una asistenta social de 36 años, soltera, de larga melena negra, con gafas redondas de carey blanco, es la nueva alcaldesa de Ayacucho por el joven Partido de Integración Nacional (Padin), que recibe el apoyo de Izquierda Unida, ausente de las elecciones en este convulsionado departamento andino controlado por el Ejército.

En segundo lugar quedó el candidato de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), y en tercero, el actual alcalde, Jorge Jáuregui, de Acción Popular, seriamente incapacitado tras recibir dos tiros en la nuca, de los que sobrevivió milagrosamente.

La virtual alcaldesa ya ha pedido un alto el fuego a Sendero Luminoso y propugnó durante su campaña la paulatina desmilitarización del departamento. El general gobernador, Clemente Noel, no cruza palabra con ella desde que se sintió insultado al criticar Leonor Zamora la violación de los derechos humanos en Ayacucho.

La combinación de rechazo al terrorismo senderista y de solicitud de algún tipo de diálogo con esta comprensible locura maoísta andina ya había sido patrocinada por el propio fiscal de la Nación, Miguel Cavero, a quien en Lima se acusa de tener ambiciones presidenciales tras haber admitido los sentimientos patrióticos y altruistas que imbuyen a los senderistas.

Hacia el diálogo

Se patrocinaría así alguna suerte de diálogo o consecución de tregua que diera tiempo a realizar las suficientes reformas políticas y sociales como para restar indignación y desesperación a las olvidadas tribus andinas y al marginado lumpenproletariado multirracial que cerca Lima.El 50% del censo que ha votado en Ayacucho se considera como un signo esperanzador dadas las amenazas senderistas, y pese a la protección del Ejército, que ocupó la ciudad desde las calles, las ventanas y los tejados, completando su vigilancia con helicópteros.

Numerosos varones declinaron la dudosa suerte de ser nominados para la alcaldía de Ayacucho ante la escasa paga y la menor probabilidad de supervivencia en caso de ser elegido. Ha sido una mujer quien -sabiendo además de antemano que obtendría el triunfo- mayor coraje ha puesto sobre la mesa de la democracia, de la que tantos hombres se han levantado corriendo.

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