La comisión creada por el
Gobierno radical argentino para investigar la desaparición de personas ha dado
por terminada la recepción de denuncias sobre el genocidio cometido en el país
durante la dictadura militar. El informe final de la comisión civil, presidida
por el escritor Ernesto Sábato, será entregado al Gobierno el día 1 de julio, y
se conoce de fuentes solventes que será "dramático" por la calidad y
cualidad de sus denuncias probadas.
Durante cerca de cinco meses
el pueblo argentino ha sido convocado diariamente mediante la radio y la
televisión para presentar sus denuncias sobre la desaparición de ciudadanos en
los ya célebreschupaderos (los
grupos de tareas de las fuerzas armadas denominabanchupar a la acción del secuestro) de Coti Martínez, Talleres Arletti,
Olimpo, Puesto Vasco o la misma Escuela de Mecánica de la Armada.
Extraoficialmente se estima en 10.000 los casos denunciados con solvencia.La
desaparición de personas ha debido ser denunciada bien ante la propia comisión
de desaparecidos, integrada por civiles demócratas fuera de toda sospecha, o
bien ante las mismas autoridades judiciales de los tres ejércitos; obviamente,
ante esta última instancia las denuncias han sido mínimas, y, en cualquier
caso, muchos argentinos han optado por el silencio y la resignación.
Fuentes próximas a la
comisión de desaparecidos estiman que la publicación de ese informe causará
estragos jurídicos y morales entre las fuerzas armadas argentinas. El general
Ramón Camps, ex jefe de la policía de Buenos Aires durante los peores años de
la represión, y el vicealmirante Raúl Chamorro, jefe de la Escuela de Mecánica
de la Armada bajo el triunvirato del almirante Emilio Massera, aparecen como
irremisiblemente perdidos ante el cúmulo de pruebas acumuladas contra ellos
como violadores de los derechos humanos hasta el sadismo y la abyección.
La cabeza visible del
golpismo
También ha podido saberse
que la comisión que preside Ernesto Sábato ha conseguido reunir un conjunto de
denuncias gravísimas contra el general de división retirado Luciano Benjamín
Menéndez, quien, al frente del tercer cuerpo del Ejército, con sede en Córdoba,
intentó sublevarse contra el teniente general Jorge Rafael Videla acusándole de
liberal y de condescendiente con la subversión.Menéndez -tío carnal del
rendidor de las Malvinas a los británicos- es actualmente la cabeza visible del
golpismo cívico-militar argentino y ha llegado a afirmar que quienes denuncian
los excesos de la guerra sucia
son todos izquierdistas subversivos.
Precisamente por su peso
político entre la ultraderecha del país, el Gobierno radical no se ha atrevido
a decretar su prisión preventiva, al igual que la de Camps o Chamorro, aunque
no se descarta que el presidente Raúl Alfonsín la ordene una vez que se haga
público el informe.
Integrantes de esta comisión
muestran su estupor ante la declaración voluntaria de varios importantes jefes
y oficiales que se han autoacusado de prácticas y crímenes horrendos,
involucrando con sus testimonios a otros compañeros. Se teme en medios de la
comisión que la guerra secreta entre los servicios de información de las tres
armas -que entre la Marina y el Ejército llegó al asesinato- se haya
reproducido en la investigación.
También se alberga la
fundada sospecha de que la inteligencia de los tres ejércitos haya facilitado
información sobre algunos casos notorios de sus propios desmanes para reducir
las culpabilidades a un círculo mínimo de jefes y oficiales, como Camps o
Chamorro, ya en el ostracismo.
Tras comprobarse que la
comisión sobre desaparecidos ha recabado pruebas que remiten al horror, ha
comenzado en Buenos Aires una campaña de desprestigio centrada en Ernesto
Sábato, y capitaneada por la defensa del vicealmirante Chamorro.
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