El viernes terminó en Buenos
Aires el 36 congreso de la Comisión Ballenera Internacional, integrada por 40
naciones cazadoras de cetáceos, y que por primera vez se reunió fuera del Reino
Unido. El argentino Eduardo Héctor Iglesias fue reelegido presidente del
organismo, y los países proteccionistas se alzaron con la victoria en la
votación final rebajando el cupo de capturas para 1985 a 6.690 ejemplares,
frente a los 9.956 permitidos en 1984.
El avance ecologista más
importante es la reducción en un 36% del cupo de capturas de la especia austral minke, de la que en el próximo año sólo se
podrán cazar 4.224 ballenas. La decepción ha sido absoluta entre los
representantes de la Unión Soviética y Japón, hasta el punto de que el delegado
nipón llegó a aventurar que su Gobierno no acepte la moratoria total de cacería
de cetáceos prevista para el primero de enero de 1986.
Noruega fue premiada con la autorización para cazar 635
ballenas -el mismo número que este año-, en lo que se considera un cupo
político, para separarla de los grandes depredadores soviéticos y nipones. Sin
embargo los países proteccionistas han perdido el apoyo tradicional de Brasil,
Chile y Perú, que votaron por incrementar el cupo.
Las reuniones de la comisión
celebradas en un hotel de Buenos Aires contaron con la presencia continua de
manifestantes ecologistas de numerosos países.
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